viernes, 10 de junio de 2016

Por qué decimos no al paro indefinido en la lucha por la homologación docente en Miranda

Muchos maestros proponen la realización de un PARO Indefinido de actividades escolares como medida de presión para que Maduro pague la homologación.

Efectivamente, el recurso del paro es una medida extrema y una forma de lucha efectiva en un momento determinado del conflicto, en condiciones normales de la lucha sindical. No es miedo, ni ningún subterfugios legal lo que lo nos impide.

Es que no estamos en momentos normales, ni con adversarios racionales. Un paro de actividades escolares en Miranda no presiona al Gobierno nacional, no presiona a Maduro, a este Gobierno lo preocupan cosas más importantes y  de mayor envergadura: su sobrevivencia como poder. Le preocupan las luchas que libra el pueblo en las calles, la escasez y el hambre que generan protestas y estallidos locales, saqueo y trancas, las acciones por el referendo revocatorio, la presión internacional, el descalabro de sus bases de apoyo, les preocupa sobremanera las LUCHAS EN LA CALLE. Para nada le interesa si los maestros mirandinos se van a paro.

En este momento un paro solo afecta a los niños, que tienen como refugio la escuela ante tanta inseguridad, que solo tiene la escuela para llevarse un poco de alimentos y saciar el hambre que se ha extendido en este país; un paro significaría desvincularnos de los padres y representantes, aliados de primera línea, tan necesarios en nuestra lucha. No nos queda sino articular y vincular, solidariamente, el apoyo a nuestros niños con la más firme determinación de continuar las luchas en las calles de Miranda.

A Maduro hay que darle donde más le duele, y lo que más le presiona, hay que darle con todo en la calle y acompañado del pueblo, para que entienda que tiene que pagarle al Magisterio Mirandino su homologación lo más pronto posible, pero para que entienda también, que el país necesita un cambio de rumbo y que él mismo es el principal obstáculo.

Los problemas de los maestros de Miranda no acaba con el pago de la homologación. Debemos seguir acumulando fuerzas y administrando nuestras formas de lucha para los duros tiempos por venir, los maestros debemos ser guía de todo el pueblo en sus luchas por salir del desastre y por la reconstrucción nacional, hacia un país de progreso, bienestar y justicia.

Prof. Marlon Quintero. Dirigente de Sitraenseñanza






jueves, 9 de junio de 2016

¿Cómo comer si La Odisea es hoy por alimentos?

El Estado venezolano institucionaliza el establecimiento de criterios discriminatorios para derechos fundamentales como el de la alimentación, al politizar una distribución de alimentos en medio de una de las peores crisis que vive nuestro país. No se trata del criterio racional donde los niños, adultos mayores y discapacitados son primero, sino que militantes y activistas del partido de Gobierno son primero y en muchos casos los únicos que aplican en este derecho.

El Gobierno no hace una diferenciación entre estructuras políticas de un partido y estructuras institucionales del Estado, haciendo una mezcla en donde las estructuras de funcionamiento político del PSUV las convierte en instancias del Estado, eso son los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que con un descaro e impunidad aventajan la reacción de nuestra sociedad, que a todas estas ya lo ve en términos de lo “normal y cotidiano”, aunque no sea normal que esto suceda, sino normal y cotidiano que este Gobierno sea capaz de cometer estos delitos pública y abiertamente, con el respaldado y aplauso de otros poderes públicos que controla a su antojo.

Esto genera sus consecuencias ¿Cómo hacemos los venezolanos para adquirir los alimentos básicos? Existe una situación ineludible, cada uno de los más de 30 millones de venezolanos debemos comer 3, 2 o al menos 1 vez al día. Alimentarse es una de las necesidades primarias de las especies vivas y en el caso de los seres humanos adultos lo solemos hacer 3 veces al día, más veces los niños y personas en situación especial. El Gobierno y quienes lo apoyan, ahora no logran comprender y asumir que todos, sin excepción, debemos alimentarnos y que los recursos del país que ellos administran, no les pertenecen, por ejemplo, PDVSA, el BCV, MISIONES, MERCAL, PDVAL, entre otros, no son propiedades del PSUV, eso no parece estar muy claro.

A los partidarios del Gobierno que la gente les reclama su derecho a la alimentación, muchas veces expresan que no tienen compromisos con nadie para dar la oportunidad de una bolsa de comida, y menos si no participan activamente en el partido oficialista, o no aportan nada a la organización “así que lo lamento, camarada”, frase que les permite sacudirse el embrollo. En el peor de los casos, les llaman flojos a los venezolanos por no sembrar en sus casas yuca, papa, ñame, ocumo, cilantro, criar pollos o gallinas ponedoras, incluso a los de las ciudades o a los que se dedican a otras arduas labores que no están relacionadas con el campo.

Esta actitud responsabiliza a los ciudadanos de la situación de crisis “esto es culpa de la misma gente, la gente es muy floja y le gusta la papita…” es la explicación sociológica que dan los partidarios, tirando por la borda años de adelantos científicos y tecnológicos de la humanidad, en una sociedad donde cada quien decide dedicarse a un rol y donde el campo ha sido vejado como en ningún otro período de Gobierno. La teoría de la “guerra económica” ya no permea la conciencia de la sociedad venezolana, ni siquiera la de los adeptos de base del Gobierno; ya no creen en esa excusa aunque la repitan como parte del discurso, solo consideran que ese debe ser el discurso, para impedir que los enemigos políticos los desplacen del poder, pero en lo concreto, cuando ellos (los CLAP y los que los acompañan) arman las bolsas de comida para la distribución con muy escasos productos del Gobierno y cuando les llega, por ejemplo, solo para armar menos de 200 bolsas por semana para una comuna censada de más de 2mil familias (como promedio), se dan cuenta que la guerra económica proviene de las propias instancias del Estado y solo les queda recibir la presión de todos lados y almacenar en sus hogares todo lo que se pueda, “por si acaso”.

Pues bien, todos los venezolanos debemos comer y lo hacemos con una cultura; con unas costumbres alimenticias que pretenden ser cambiadas y desconocidas por este régimen, siendo capaz de distorsionar la historia de nuestra propia cultura y de no reconocer los avances de los cuales se ha apropiado nuestro pueblo, para fusilarlos de la reminiscencia o hacer que despreciemos las costumbres de las recientes generaciones, como por ejemplo, una harina de maíz procesada, óigase bien, de maíz y procesada; así como también la leche, la carne, el pollo, los huevos, el aceite, la margarina, el arroz, la pasta, las caraotas negras, el café, azúcar, los productos de higiene, entre otros, dándonos talleres de cómo hacer artesanalmente, por ejemplo, toallas sanitarias de tela (en VTV), para “intentar” que repudiemos los avances con los que ya contábamos.

Nuestra cultura hace que demos privilegios a ciertos alimentos en nuestros hogares, lo que los convierte en básicos, pero ¿Cómo los obtenemos? Hay una gama de opciones que seguramente a muchos no nos gusta. En muchos casos, las personas deciden camuflarse o practicar el mimetismo político como una habilidad para obtener alguna ventaja o hacerse de un dinerito o dinerote extra. La desventaja es convertirnos en unos mentirosos y deshonestos con nosotros mismos y nuestro entorno, al hacer un acto no ético y repugnable, como parte de la descomposición social de nuestro país.
   
Por otro lado, está la posibilidad de hacer una cola, alégrese si ve una y más si está interminablemente larga, significa que posiblemente pueda encontrar algún producto básico en ese establecimiento y que aún los CLAP no se lo han llevado, por ahora. Aunque hacer la cola por muchas horas, no garantiza que Ud. logre comprar.

Tiene también la opción de solicitar por Facebook que lo agreguen a uno de estos grupos de trueques locales en los que puede cambiar leche por pañales, caraotas por azúcar, afeitadoras por desodorantes, salbutan por beducen, café por arroz, jabón de baño por shapoo, leche de formula por pasta dental, pasta larga por margarina, etc., eso sí, tenga mucha precaución, haga el trueque en un lugar público y transitado, pídale a otra persona que lo acompañe, no ofrezca públicamente su número de teléfono, entre otras medidas de seguridad.

También están los bachaqueros, siempre hay algún conocido que tenga contacto con alguno, por si no los ve en la calle. La desventaja es que usted contribuiría a la reproducción de esta siniestra especie, salida en su mayoría de las entrañas de colectivos y grupos delictivos organizados que apartan los primeros puestos de toda cola, con ruines y malandras estrategias de grupo para hacerlo, además de la desventaja que representa dejar todo su salario en apenas 3 o 4 productos que estos revenden con elevadísimos precios de algo que marca un bajo precio de venta al público. 

Finalmente, debemos tener claro que se entiende por derecho fundamental aquél que por el simple hecho de ser venezolano o ser humano, lo debe tener garantizado en un ordenamiento jurídico y en la realidad concreta sin ningún tipo de discriminación. Este Gobierno no ha sido capaz de garantizar derechos fundamentales. La alimentación no es un beneficio, es un derecho fundamental, pero si Ud. corre con la suerte de que le llegue su bolsa con más de una harina de maíz precocida, arroz y aceite siéntase satisfecho y feliz y si tiene una leche y una azúcar, siéntase en la cumbre de la máxima felicidad, deje de pensar por ese instante en la discriminación y violación de sus derechos, deje de pensar por ese momento en la crisis, la inflación, la escasez, en las deudas, en que el sueldo no le alcanza para nada, en que no tiene vivienda propia, deje de pensar en que no tiene agua, luz, aseo, Internet, en que a Ud. o a un familiar suyo lo pueden robar, secuestrar, asesinar etc., hasta que en vez de una bolsa, el hambre o la necesidad le vuelva a tocar su puerta y así piense seriamente en organizarse para salir de este incapaz y nefasto Gobierno. A sus órdenes para organizarse, estamos en Bandera Roja.

Prof. Scarleth Mujica
Vargas

Habla Marlon Quintero: Por homologación salarial y el cambio político en Venezuela, docentes estadales y municipales están las calles


Marlon Quintero
El país reclama de sus educadores una actitud de lucha que sea capaz de orientar a la sociedad entera para salir de la catástrofe y el desastre creado por este gobierno de hambre.

En este momento el magisterio estadal y municipal en todo el país comienza a tomar las calles reclamándole al gobierno nacional irresponsable, indolente y hambreador de Nicolás Maduro, que han pasado ya más de tres meses de la firma de la Convención Colectiva Nacional y aún no se han aprobado los recursos necesarios para que gobernaciones y alcaldías puedan pagar la homologación y el ajuste del Bono de Alimentación en 18.500 bolívares.

Con esta práctica política, Maduro no solo ignora y viola el derecho que tienen los docentes estadales y municipales a recibir en igual medida y porcentajes todos los beneficios económicos y sociales que perciban los docentes nacionales, sino que está condenando al hambre y a la miseria a miles de maestros en todo el territorio nacional. 

El magisterio no está dispuesto a aguantar pasivo y callado esta situación y morir de hambre; ya estamos en las calles junto al pueblo para exigir homologación salarial y el  derecho a la alimentación en los Estados Miranda, Portuguesa, Barinas, Zulia, Yaracuy, Falcón, Vargas, Lara, Apure, Mèrida, Trujilloy otros estados. 

Ya la escuela y la clase están en las calles con un magisterio dando cátedra. Enseñando a sus estudiantes y al pueblo en general que solo con la organización, movilización y lucha se defienden los derechos y se conquista el cambio político y la reconstrucción que requiere Venezuela.

Han destruido el país, han destruido el sistema educativo nacional, han acabado con la carrera docente y han pulverizado el salario familiar, por eso nos toca a los educadores orientar y articular las luchas del pueblo; en cada escuela, en cada barrio, en cada escenario de lucha, para hacer de este gobierno de hambre, un mal recuerdo del pasado y construir un presente de reconstrucción nacional.

Hacia la gran protesta nacional de los educadores estatales y municipales.


Profesor Marlon Quintero 
Dirigente sindical de SITRAENSEÑANZA-Miranda.
Miembro del Movimiento de Educadores Simón Rodríguez 
Secretario General de Bandera Roja Miranda

Carta abierta A mi querido Pedagógico de Caracas, por Ramón Álvarez

Nuestro camarada Ramón Álvarez,
dando una clase magistral
en Sabana Grande
En estos días me he estado preguntando cuándo te empecé a perder. Siendo yo estudiante, en los noventa, preocupado por el servicio de comedor, por el deterioro de la infraestructura y en términos generales por el presupuesto de la Universidad, decidí incorporarme a un grupo estudiantil, en el cual cada acción se tomaba luego de discernir horas y horas sobre la problemática a resolver. Fue una escuela, digamos que fue mi escuela política, aprendimos mucho. Había tanta hermandad, a pesar que dentro de las acciones estudiantiles tomábamos la dirección (algunos decían que secuestrábamos al director) para exigir mejor alimentación en el comedor.  Luego nos sentábamos con el director para buscar soluciones. Cuando el problema era común a todos los sectores universitarios (como la falta de presupuesto, por ejemplo) todos los sectores universitarios (empleados, estudiantes, profesores y obreros) nos sentábamos en una misma mesa para definir estrategias y acciones y luchábamos todos juntos. Recuerdo aquel día que logramos tener en el estacionamiento más de 50 camionetas de pasajeros. A pesar de las diferencias entre los grupos estudiantiles, ese día coordinamos todos los grupos y la actividad quedó a la altura.  Hubo UNIDAD DE ACCIÓN.
Ahora bien, recordando aquellos días, reflexiono y concluyo que aquella unidad de acción demostrada hace falta en estos tiempos. Hoy veo con preocupación que aquello que me motivó a luchar, o nos motivo a luchar a ese grupo de estudiantes, administrativos, obreros y docentes, hoy no es ni el uno por ciento de lo que estamos viviendo. ¿Cuándo te perdimos mi Pedagógico? 
Alguien dice que el plan que tiene el Gobierno Nacional hacia las universidades es algo premeditado. Yo diría que sí, y que también es algo bien organizado. Ellos, los del gobierno, tienen claro para dónde llevan al país (lo llevan al desastre y mientras sucede eso, se apropian del erario nacional). Lo que no contaban era quedarse sin dinero. Ya muchos se han dado cuenta que es algo bien planificado. Falta que  el resto de la población universitaria del IPC se percate de esta malévola y alevosa intención gubernamental, en especial algunos que se hacen llamar dirigentes. 
No es de gratis, que nos hayan dividido. Ahora cada quien ve por lo suyo, cada gremio trabaja para buscar su beneficio, viendo al otro gremio hasta como enemigo.  Se afianzó una división que nunca antes se había visto en el IPC. Como dice la letra de una canción de Alí Primera

"¿por qué nos dividimos? 
si sólo alegramos 
a nuestros enemigos 
¿por qué nos empeñamos 
en aislar nuestras luchas? 
las luchas que nos deben llevar 
a la victoria final 
las luchas que nos deben llevar 
a la victoria final ". 

Recuerdo que siempre la apatía era algo impresionante, sin embargo nos las ingeniábamos. Y creo que hoy debemos tener el mismo ingenio para estimular la participación ante la inmovilidad que trae los horarios críticos, por ejemplo. 
El pedagógico se encuentra en un abismo del cual puede salir con el mayor de nuestros esfuerzos y así lograr una solución real, con un pliego de exigencias unificadas, con una dirección gremial unitaria para reconducir el conflicto. Se hace imprescindible levantar un pliego unitario del conflicto y la construcción de un frente amplio con la participación del rector, ex rectores, decano, ex—decanos, subdirectores, docentes, administrativos, obreros, estudiantes, jubilados y egresados que estén directamente vinculados a un movimiento asambleístico, en el cual se vea representada toda la comunidad ipecista y  ésta pueda ejercer su protagonismo. Un movimiento que aglutine las fuerzas, las ideas y el ímpetu para confrontar al gobierno y sus malas políticas hacia el IPC en particular y hacia la universidad venezolana en general. 
Por todo ello, y pensándolo bien, no diría cuándo te perdí, sino que me preguntaría cuánto estoy dispuesto a luchar por salvarte de esta crisis, mi Alma Mater, mi querido Pedagógico de Caracas. La lucha debe hacerse en todos los espacios, con las puertas abiertas, con las aulas abiertas, como ese eslogan que usábamos "estudiar y luchar" ahora cada quien lo diría desde su plataforma de lucha. 

¡TRABAJAR Y LUCHAR!
¡ESTUDIAR Y LUCHAR!
¡EDUCAR Y LUCHAR!

¡SALVEMOS AL IPC!

¡UNIDAD, CORAJE Y LUCHA!




Ramón Álvarez
Profesor del Pedagógico de Caracas
Secretario General (adjunto) de
Bandera Roja Caracas
junio 2016

domingo, 5 de junio de 2016

Pronunciamiento de la CTV: Urge un cambio hacia el progreso



Luchemos por un salario real decente
y por una vida digna y democrática


La Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) se dirige a todos los ciudadanos ante el difícil momento por el que atraviesa la nación. Los acontecimientos de las últimas semanas aumentan nuestra preocupación, pues confirman que de parte del Ejecutivo Nacional no hay verdaderas intenciones de atender el fondo de la crisis con sentido democrático y de autocrítica frente al desastre provocado en tres lustros de políticas erróneas y agravado en los últimos tres años.

Cada día aumentan la desesperación, las molestias y la incertidumbre frente al futuro de nuestro país. Los temores de que se produzca un estallido social generalizado crecen ante la mirada irresponsable de las instituciones estatales, que al parecer sólo se preparan para reprimir a sangre y fuego los clamores populares por la hambruna y la desidia que sienten la mayoría de nuestros compatriotas.

De allí que no compartimos la esencia del Decreto de Excepción y de Emergencia Económica aprobado recién por el Ejecutivo Nacional, pues, aparte de representar la continuidad y profundización de la visión económico-social que ha llevado al desastre, ahora le añaden el irrespeto abierto y descarado de la propia Constitución y la restricción de las libertades democráticas, violentando incluso el principio de que la soberanía y el poder residen en el pueblo. 

El drama de los venezolanos ha llegado a un punto inaguantable. Además de la pulverización de nuestros sueldos y salarios, al punto que necesitamos más de 10 salarios mínimos para apenas cubrir la canasta alimentaria, asistimos a una nunca antes vista destrucción de trabajos productivos y en general de fuentes de empleo, junto a una ascendente desinversión en la industria y en la agricultura. El deterioro creciente y progresivo del sistema de seguridad social hace que la vida de los trabajadores y sus familias sea más pesarosa cada día, no encontrando medicinas ni centros de salud en capacidad de atender sus urgencias. Vemos con pesar cómo el gobierno ha tomado la clara determinación de hacer descansar el peso más nefasto de las supuestas medidas anticrisis en las espaldas del pueblo trabajador, de los campesinos, obreros, profesionales, maestros, empleados públicos, productores, industriales y comerciantes decentes, con aumentos despiadados en los alimentos, medicinas y servicios, alza de los impuestos y pírricos incrementos del salario nominal, pues el salario real se ha hundido en la más terrible miserableza.

Y pese a esta dramática situación observamos un gobierno indolente e incapaz que, en vez de abrir canales para el diálogo social y para las salidas pacíficas a esta profunda crisis, se preocupa solamente por dirigir la represión contra las protestas populares y contra quienes disienten de sus posiciones, acusando a los sectores democráticos de golpistas, traidores a la patria y desestabilizadores.

Todas esas actitudes están abiertamente reñidas con la supuesta intención de establecer un diálogo gobierno-oposición promovido desde la Presidencia al traer a varios expresidentes en calidad de mediadores. Desde la CTV ratificamos nuestro apoyo a todos los mecanismos que hagan menos traumático y doloroso el proceso de cambio por el que hoy clama Venezuela, y en ese sentido apoyamos la decisión de la OEA de promover un diálogo sincero y efectivo en el país. Sólo exigimos transparencia y respeto a los derechos democráticos, pues los venezolanos ya no aceptamos un engaño más a nuestra paciencia y credibilidad.

Nos preocupa también la actuación cada vez más parcializada y menos institucional de los entes que deberían garantizar el cumplimiento de la Constitución y las leyes, y el apego a las normas democráticas para el ejercicio de los derechos y las libertades públicas. La acción negadora y retaliativa contra la Asamblea Nacional por parte de los gobernantes significa un desprecio y un desconocimiento a la voluntad popular expresada en los comicios de diciembre y merece nuestro rechazo y nuestro repudio.

Y frente a este desastre no queda otro camino que luchar por defender nuestros derechos a una vida digna, a salarios decentes, a una seguridad social integral, a contratos colectivos con reales reivindicaciones para la masa trabajadora, a la instauración de espacios para el diálogo social, lo cual entendemos debe ir asociado a un cambio radical en el rumbo económico que priorice la producción nacional, la inversión productiva y cree un clima de identificación con la laboriosidad, la investigación, la superación técnica y tecnológica, la recuperación de una universidad autónoma y creadora, en fin un cambio trascendental a este período de mengua y de sombras que cubre a la nación.

Desde la CTV convocamos a las otras centrales y sindicatos, a los gremios profesionales, médicos, enfermeros, bioanalistas, a los universitarios y maestros, a los centros y federaciones estudiantiles, a las organizaciones comunitarias y de defensa de los derechos humanos a unificar las luchas que en distintos espacios ya estamos desarrollando y promover una gran Jornada de Protesta contra la Hambruna y por el Derecho a la Vida, para exigir desde la sociedad organizada el cese a la permanente destrucción y degradación del trabajo y los derechos laborales, de la educación, de la democracia y las libertades públicas, de la seguridad social y personal, en fin unirnos por la conquista de una vida digna y decente para todos los venezolanos.

La debacle en que se encuentran las familias de los trabajadores venezolanos es inaguantable y exige, de todos quienes vivimos de un sueldo o un salario, una disposición a contribuir valientemente, con sacrificio y abnegación, a lograr que Venezuela tome el rumbo de la soberanía e independencia, que se abran los caminos para la realización de una democracia verdaderamente participativa y protagónica, en el marco del respeto a los derechos humanos y la búsqueda de la reconciliación nacional.



¡Con la lucha firme abriremos camino
a un mundo mejor para los trabajadores!



Comité Ejecutivo Nacional
Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV)
Caracas, 3 de junio de 2016

Aquí no pasa nada, por Eddy Timaure


Eddy Timaure
Secretario General de BR Falcón
No son pocos los que frente al drama que vive la inmensa mayoría de los venezolanos, frente a la tragedia de vivir en estos tiempos de hambre, miseria y represión, en tiempos de la mayor estafa que haya podido sucederle a pueblo sediento de cambio alguno, frente a las crecientes manifestaciones de protestas que a diario se escenifican en cualquier rincón de Venezuela, afirman que; “… aquí no pasa nada…”.

No dudo que quienes sostienen eso, sientan angustia y desasosiego por lo que pasa, pero tampoco dudo que entre ellos está buena parte de los primeros que pierden las esperanzas de una salida a la crisis, también de los que quisieran abandonar el barco llamado Venezuela. 

La última razón para la desesperanza es el resultado del reciente debate en la OEA. Exclaman con resignación que ¡ahora si estamos desamparados!. Esperaban que la activación de la Carta Democrática significara la salida, ipso facto, de Maduro de la presidencia, como esperan algunos desde hace tiempo que los militares se alcen o que los gringos intervengan.

El escepticismo que les caracteriza no les permite ver que, desde el punto de vista internacional, el debate escenificado en la OEA y la posición asumida por el Secretario General de este organismo, incluso la decisión tomada por la mayoría de los países, constituyen un claro reconocimiento de la gravedad de la situación política y económica venezolana (de lo contrario ni se habrían molestado en tratarla), abriendo perspectivas para decisiones de mayor envergadura, pasando por la propia activación de la carta en cuestión.

Tampoco son capaces de advertir que hay un pueblo volcado a las calles, hambriento, descontento y que, a pesar de que aun no se logra articular toda su fuerza, es una clara expresión del creciente malestar existente en los venezolanos y, sobre todo, de la disposición a luchar por sus reivindicaciones inmediatas y el cambio político.

Olvidan, tras el aquí nada pasa, que a pesar de las trabas y el chantaje no solo se recogieron las firmas para solicitar la activación del referéndum revocatorio, sino que el firmazo fue tan monumental que al régimen, pataleo de por medio, no le quedará más que admitir la validez de las mismas.

Tampoco recuerdan que, a propósito de las elecciones del pasado 6D, buena parte de estos escépticos señalaron la imposibilidad de derrotar al régimen en virtud de su control del CNE, y de las cacareadas tesis, echadas a correr por el propio régimen, de la falta de secreto en el voto o de la manipulación de las maquinas electorales.

En fin, no alcanzan a ver, en la pérdida de legitimidad y reconocimiento internacional, en el desmoronamiento de la unidad interna de los factores que sostienen al régimen, en la acción de la dirigencia opositora, pero especialmente en la acción popular y en las manifestaciones crecientes de repudio a la barbarie fascista que hoy socava a Venezuela, perspectivas de cambio. No alcanzan a ver que ni el pueblo está dispuesto a dejar que lo sigan gobernando como hasta ahora ni el régimen está en condiciones de seguirlo haciendo…, y no pueden verlo por cuanto, aun reconociéndose como más opositores que cualquiera, se mantienen alejados de la lucha por el cambio político.

Esperar que aquí pase algo desde la condición de espectador, desde la no participación, desde el lamento, no es aleccionador ni tampoco ayuda a que puedan producirse los cambios urgentes que demanda la mayoría del pueblo y que son necesarios para empezar a transitar una ruta en la que pueda reconstruirse a Venezuela.

Esperar que todos se vuelquen a la calle también es una utopía, lo sé, pero algo pueden hacer más que esperar; organizar y promover campañas 2.0, difundir información o denuncias fidedignas que estimulen la lucha, recabar o acopiar y proveer recursos para propaganda, comunicación, traslado, reuniones, organizar conversatorios o reuniones, apoyar en convocatorias de asambleas de ciudadanas, son cosas que, para quienes no quieran arriesgar mucho, son importantísimas en esta lucha que, a fin de cuentas, es la opción que queda para quienes creemos que una Venezuela diferente es posible.

No será la decisión de organismo internacional alguno, por importante que sea, la que nos salvará, no será la acción de militar alguno (no más militares) la que nos salvará, no será la intervención gringa la que nos salvará, ni la esperada comprobación (no se por quién) de la supuesta nacionalidad colombiana de Maduro la que nos salvará, será la movilización y organización popular la única que podrá salvar a la patria del caos y conducir a Venezuela por derroteros de bienestar y progreso.


Eddy Timaure
@EddyTimaure

Secretario General 
Bandera Roja Falcón

Junio 2016