El pasado Febrero 2014 fue la mejor muestra de los últimos tiempos del papel que juega la juventud venezolana en los cambios de la vida nacional. La rebelión popular fue una explosión social que nuestro partido Bandera Roja previó el último trimestre de 2013 y en la que la Unión de Jóvenes Revolucionarios (UJR), su juventud, asumió la vanguardia de las luchas. La UJR se planteó como meta la organización de la juventud y la exigencia de un cambio político en Venezuela, por lo que participó en las distintas manifestaciones y promovió la toma de las principales plazas del país como forma de protesta pacífica y principalmente como espacio para la organización del pueblo, para que desde las bases se discutiera el rumbo nacional, lo que se constituiría en el germen del verdadero poder popular.
Ocho meses más tarde, después de haber conocido la represión que es capaz de ejercer esta mafia oficialista por mantenerse en el poder, podemos contar con mucha tristeza los venezolanos caídos en manos de la cruenta represión gubernamental, el inmenso número de ciudadanos a los que se les inició procedimientos penales, los juicios masivos ralizados en el Palacio de “Justicia”, el número de jóvenes que conocieron las cárceles venezolanas por tener una opinión distinta a la del régimen y los que aún siguen detenidos o con libertades limitadas por el proceso judicial que se llevan en su contra, la mayoría de ellos sin pruebas ni evidencias, inocentes y tratados como delincuentes.