Por Pedro Arturo Moreno
El gobierno de Chávez pregona a voz batiente su “defensa” de los trabajadores, las “maravillas” de su ley del trabajo, la lucha contra la explotación capitalista, la disminución de la jornada, pues le urge mantener la aureola de “proceso revolucionario”, cada día más desgastada y deslucida por la desaforada corrupción, la ineficacia e ineficiencia y las continuas mentiras y demagogia electorera.
Frente al derroche propagandístico para mostrar las “bondades” de este régimen y sus “buenas” intenciones, se encuentra la verdad de un país que ha retrocedido en los últimos 14 años en casi todos los ámbitos sociales y económicos de importancia, pese a haber contado con extraordinarios y gigantescos ingresos por el petróleo. En cuanto a desarrollo armónico de la economía, somos cada vez más rentistas y monoproductores; en cuanto a superación de la dependencia, somos importadores netos de bienes esenciales; sobre industrialización estamos raspados por el cierre y la obsolescencia de las industrias; en lo referido a trabajo decente, vemos cómo crecen la informalidad, el desempleo, la improductividad, la discriminación y la negación de la libertad sindical y la contratación colectiva. Y las ofertas y beneficios sociales están soportados única y exclusivamente en el reparto de la renta que no se filtra en corrupción o que no se dilapida.
El título de esta nota se me ocurrió al leer en El Universal (16-6-2012, p. 1-8) unas declaraciones del ministro de Energía Eléctrica y exministro de Educación Superior, Héctor Navarro, en las que ―aparte de la chorrera de promesas de un mejor servicio eléctrico― culpa de sabotaje a los trabajadores que solicitan se les cancelen las horas extras laboradas. O sea que el articulado de la LOTTT no vale para los obreros, técnicos y operarios en general de Corpoelec y sus filiales, y el que lo reclame será considerado “saboteador” y enemigo del proceso. O sea que lo de la disminución de la jornada era pura charla para burlarnos el cumplimiento de los derechos laborales y lo que vale es el trabajo “voluntario por la revolución”, la extensión indeterminada del tiempo de trabajo en beneficio de los señores del gobierno.
Aquí se muestra la catadura patronal-despótica y antiobrera de los capitostes de esta farsa llamada revolución bolivariana, que quieren tapar sus corruptelas e ineficacias culpando a los trabajadores. Y son tan desvergonzados ―o creen que los venezolanos somos estúpidos o desmemoriados― que entre las causales del “saboteo” meten el “retraso en los trámites” y la “demora en los contratos de servicios”, actitudes solo comparables con el fascismo y con el apartheid, propias de regímenes militaristas que creen que con el “ordeno y mando” se resuelven los problemas organizacionales de la producción y pretenden militarizar las relaciones obrero-patronales, sacándolas del ámbito civil.
Vaya desde la Unión de Trabajadores Revolucionarios (UTR), frente sindical de Bandera Roja, nuestro más grande repudio contra esas acciones represivas del ministro Navarro y nuestra firme solidaridad con los trabajadores de la estatal eléctrica, a la vez que hacemos un llamado al movimiento sindical clasista a levantar su voz de protesta contra estas aberraciones antiobreras del gobierno.
Caracas, 17 de junio de 2012