Bandera Roja irá a parlamentarias con su propia tarjeta
La tarjeta única —o morigeradamente llamada ahora unitaria— no resuelve el problema que ha creado la Mesa de la Unidad Democrática por la vía de la exclusión, el sectarismo, la falta de unidad y perspectiva para un cambio verdadero. Por el contrario, persigue legitimar, desde una perspectiva electoral, un nuevo bipartidismo que, obviando la alternabilidad del pasado, afianza a dos cogollos que en cada bando se reparten a discreción las cuotas electorales, manteniendo de fondo el régimen político que hoy nos ha hundido en una crisis sin precedentes.
Desde hace bastante tiempo, Bandera Roja ha planteado —tanto públicamente como en el interior de la MUD— que para derrotar democráticamente al régimen, devenido en dictadura enmascarada, se hace necesario construir una unidad superior que aglutine a la diversidad de partidos opositores, pero también a movimientos y organizaciones sociales, y a sus respectivos liderazgos; una unidad que exprese realmente la pluralidad de la oposición venezolana, y que al mismo tiempo esté dispuesta a luchar en todos los terrenos por el cambio no de actores sino del régimen despótico y autoritario que se ha impuesto al pueblo venezolano.
Sin embargo, los pocos partidos que se han adjudicado la representación única de la oposición han despreciado liderazgos y talentos, dirigentes de mucha trayectoria, y han desechado la asunción de políticas que genuina y probadamente están dirigidas a producir el cambio que requiere nuestro país. El cogollo de la MUD ha pretendido una unidad en la que las diferencias de perspectiva no estén integradas a una estrategia de cambio, sino que contrariamente son excluidas, etiquetadas y acusadas de divisionistas, para así imponer por vía del chantaje una estrategia que, sin decirlo abiertamente, asume la cohabitación como vía para el cambio.
Disfrazados de “unidad perfecta”, quienes dirigen la MUD pretenden disfrazar la lucha por un cambio inmediato y urgente con ofertas engañosas y demagógicas. Mientras llaman a una supuesta reconciliación nacional, dirigen una política contraria que con la acusación genérica de “favorecer al gobierno” como argumento, excluyen y segregan, lo que en realidad termina favoreciendo —¿inconscientemente?— justamente al gobierno. Al igual que la estrategia del régimen, es una mascarada que esconde su verdadera intención: la legitimación de lo establecido y la lucha por un supuesto cambio que en verdad no cambie nada. Todos los partidos que han asumido el supuesto pacto de la tarjeta unitaria saben perfectamente esto, tienen pleno conocimiento de lo que está detrás de esta mascarada y de cuajo echan por la borda una estrategia de cambio político verdadero, con la vista puesta en ventajas partidistas particulares, y además abandonan conscientemente la visión histórica del cambio, si alguna vez la tuvieron.
Para Bandera Roja —desde siempre ha sido nuestro planteamiento— la oposición está más allá de la MUD. Esta instancia ya no refleja la realidad política ni social, no brinda perspectivas y, como parte de su estrategia de “cohabitación para el cambio”, ha desdeñado liderazgos claros, comprobados en la lucha y en el riesgo, reconocidos por la población, que han luchado a brazo partido junto al pueblo venezolano, a sus estudiantes, a sus trabajadores y comunidades, que de una u otra forma se enfrentan a esta farsa disfrazada de socialismo para engañar y mantenerse en el poder. Sería mezquino y erróneo decir que en la MUD no hay liderazgos que tengan estas características, porque efectivamente sí los hay, y está en sus manos y conciencia relegar su trayectoria por la conquista de una curul. Pero también faltan otros que no fueron considerados por el cogollo de la MUD y que Bandera Roja, así como muchas otras organizaciones nacionales y regionales, sí va a considerar en una maqueta unitaria.
Bandera Roja participará con su tarjeta propia en las elecciones parlamentarias, postulando a quienes representen de verdad ese espíritu de cambio y no una postura oportunista y de cohabitación con el oficialismo, cuyos capitostes después de destruir al país trabajan aceleradamente para salvar su pellejo y sus reales mal habidos con esa misma cohabitación. En Bandera Roja ratificamos nuestro apoyo, en primer lugar, a todos los que fueron electos en primarias democráticas de la oposición, porque desde el principio planteamos que ese era el método correcto, pero nos reservaremos los espacios restantes y las listas regionales con el criterio de reforzar victorias opositoras. De esta forma enfrentaremos las decisiones equivocadas e injustas —de retaliación en algunos casos— contra dirigentes y sectores hoy excluidos conscientemente por parte del cogollo de la MUD.
Las candidaturas de Bandera Roja reflejarán una unidad superior que garantice el triunfo; una unidad que lucha y que no concilia, ni colabora ni cohabita con quienes han destruido al país. Por el contrario, una unidad que busque, impulse y organice el cambio verdadero: el cambio de gobierno y de régimen político lo antes posible y por las vías que el propio pueblo encuentre en su lucha por una Venezuela de progreso, bienestar y desarrollo soberano.
Bandera Roja ofrece a los venezolanos de buena voluntad, a los demócratas, a los luchadores sociales y comunitarios, a los revolucionarios, a la resistencia, a los presos políticos, a los trabajadores y a la clase obrera, a las mujeres y los jóvenes, estudiantes y trabajadores, su tarjeta, para que tengan un espacio de postulación, pero también para que sufraguen sabiendo que su voto será una evidencia importante de los deseos libertarios que anidan en el pueblo venezolano. Votar en la tarjeta de Bandera Roja es garantía de unidad, y de que se estará votando por los mejores candidatos de una verdadera unidad, pero también que se vota por una trayectoria de ética probada, de sacrificio, de entrega y de lucha indoblegable por la libertad.
@Bandera_Roja
Comité Político Nacional
24 de julio de 2015