Por Belsaí Yánez @BelsaiYanez(*)
En la penosa cotidianidad de los venezolanos toda situación termina con exclamaciones asociadas a: ¡Aquí tiene que pasar algo! Que en un país arrastrado a la miseria y cuyo himno nacional inicia con “Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó”, no hubiese pasado nada, es lo menos, extraño. Definitivamente muchos esperan “algo” de “alguien”.
En la confusión, también se suma la rabia impotente y un estado de indefensión ante una situación que oprime y subyuga a los venezolanos, quienes parecieran que absortos en la vorágine de la angustia, esperaran a un otro, a un algo, a un algo-otro salvador que se levante a cambiar la película. Ese estado, mezcla de confusión, indefensión y angustia, deriva de algo muy íntimo y oculto, de una de las más fuertes prisiones de la voluntad humana: El miedo.