El
#PaquetazoMafioso
La oscura verdad detrás
del aumento de la gasolina
El gobierno ha logrado entronizar
la idea en diversos sectores políticos de que el aumento de la gasolina es una cosa “justa e inevitable”. Los
argumentos, como en pasados gobiernos,
hacen ver que su precio es ridículo de cara al precio internacional. Como ayer,
comparan el precio del agua con el de la
gasolina, entre otros ejemplos.
¿Por qué el aumento?
La verdad es que el gobierno,
como antes en el marco del bipartidismo, y luego de quebrar al país tras un
saqueo desenfrenado de buena parte del erario público, ahora debe recurrir a medidas que le permitan cuadrar las cuentas
nacionales para cubrir el gasto y contar con reservas para garantizar los
ritmos de importación relativamente adecuados para satisfacer parte de la
demanda interna de bienes y servicios.
Como ayer, buscan vender activos del Estado (privatizaciones) para cubrir déficit y mantener la
solvencia frente a los acreedores. Ahora no es Sidor sino Citgo, principal
activo del Estado fuera de nuestras fronteras. Este negocio le permitiría al
gobierno alcanzar varios objetivos. De una parte, hacerse de dólares para aumentar de manera contingente las
reservas internacionales para seguir importando, honrar parte de la deuda
próxima a vencerse y drenar algunos recursos para el fondo que busca cubrir parte del déficit fiscal.
De otra parte, es un hecho el que Estados Unidos
marcha aceleradamente hacia la reducción de su dependencia de la importación de
crudo. Para este año ya comenzó a exportar petróleo después de 40 años. También
ha aumentado sus exportaciones de gas. Además,
vender Citgo complace a los chinos ya que el volumen destinado a Citgo, en
el orden de los 450 mil barriles diarios, bien pueden ser desviados a China y así
poder honrar compromisos contraídos a cambio de los préstamos en buena parte a
ser cancelados con petróleo.
Cómo ayer, buscan implantar una paridad cambiaria que les permita
contribuir con la reducción del déficit fiscal. En esto tienen contradicciones que
se desprenden de tres factores, a saber; eliminar o reducir drásticamente el
6,30 les quita el negocio redondo que realizan las mafias gubernamentales que,
en connivencia con sectores de la
oligarquía importadora, al hacerse de dólares a 6,30, importan con una
parte de esos dólares solicitados mientras distraen el resto para colocarlos en
el mercado negro o contribuir con la
fuga de divisas. Los cálculos indican que en el último lustro se han distraído
alrededor de 70 mil millones de dólares en estas operaciones. Cálculo que se
desprende de una simple operación matemática: el volumen de lo importado es
inferior en ese monto con lo otorgado para tales fines. Además, este monto se
aproxima a la fuga de capitales en el mismo período. Súmese a esto que la venta
de lo importado en el mercado interno es muy superior al precio indicado para
el producto importado. Esto es, se vende muy por encima del 6,30; y en tercer
lugar, acabar con el 6,30 mermaría la capacidad de importación de productos
chinos, lo que no es del agrado de los asiáticos, ya que buena parte de los préstamos que le han otorgado al gobierno es para
importar bienes chinos. Nos prestan para que les compremos. Sin embargo,
frente a los acreedores, sean chinos, rusos, o el Fondo Monetario Internacional,
el gobierno busca cuadrar algunas
cuentas para mantener su capacidad de crédito. El caso argentino es un
alerta ya que los llamados fondos buitre pueden actuar frente a una
restructuración de la deuda motivada por la calificación de riesgo país ante los
déficits y el comportamiento de algunas variables como inflación, desempleo,
caída del PIB, entre otros.
¿Sentido común?
Los argumentos propagados por
unos y otros parten de señalar un sentido común que cuadra a la perfección con el interés oligárquico. Se
"sanean" las cuentas, tratando de mantenerse la orientación de
afianzar la dependencia de Venezuela
al capital financiero internacional, afianzando, a su vez, su papel en la cada
vez más clara división internacional del trabajo. Por ello, se equivocan
quienes afirman que no hay política económica.
Estamos en presencia de medidas inscritas en el más rancio
liberalismo. Fuera de estas medidas, no hay nada que indique un cambien la
orientación económica. Se equivocan quienes ubican que son medidas que expresan
el fracaso de un modelo que ha fracasado en otras partes, haciendo ver que se trata del socialismo, cuando en verdad esta
política es la expresión más clara del liberalismo económico que orienta e
impone una división internacional del trabajo en cual Venezuela juega el papel
de proveedor de energéticos y otras materias primas y de importador de bienes
para satisfacer la demanda interna. Todo indica que estas medidas profundizarán la crisis. Se convierten
en factores de destrucción de fuerzas productivas y agudizan la confrontación social.
¿Hay otra propuesta?
Desde Bandera Roja siempre hemos señalado que
sí es posible salir de este estado de
cosas pero ello nos obliga a organizar
al pueblo y crear la organización popular como alternativa de un nuevo poder donde se discuta un
futuro basado en una democracia de las
mayorías y de los sectores nacionales, que propone una economía productiva.
Y el #CongresoCiudadano
es la alternativa inmediata.
Una economía
productiva puede ser edificada sobre nuevas bases en el impulso de un proyecto
de Reconstrucción Nacional que se proponga una
Nueva Economía para el desarrollo. Proponemos un plan acelerado de desarrollo industrial y agrícola diversificado
que siente las bases para alcanzar una revolución industrial como vía a la
autonomía y soberanía nacional productiva y agroalimentaria respetando las distintas formas de
propiedad y brindando las mejores condiciones para la producción.
Dirigir la inversión pública y privada enfocando
el ahorro social a la financiación de
proyectos productivos a bajas tasas
de interés que guíen la inversión y que alcance el equilibrio económico con
base en el crecimiento de la recaudación
de Impuesto Sobre la Renta, disminuyendo
la presión tributaria sobre la población y proporcionando servicios básicos de calidad. Todo ello
requiere de una política bancaria
ajustada que lleve al sistema a cumplir
su papel de intermediador y catalizador del ahorro social hacia la inversión
productiva a bajas tasas.
Que el petróleo sea palanca para el desarrollo
diversificado de la economía y su renta canalizada principalmente hacia la
inversión productiva. Mientras, la industria petrolera se diversificará en
correspondencia con las orientaciones de
sustituir bienes importados en el sector de derivados los vinculados a la
industria y su desarrollo, y revisar
todos los acuerdos alcanzados que atentan contra la producción nacional
estableciendo relaciones con otros países en base al beneficio mutuo resumen la guía de esta nueva política.
¿Con cuál proyecto político?
Una Nueva Democracia basada en la
participación asambleística como espacios donde se discutan los grandes
problemas del país y donde se respete su carácter vinculante como lo establece
la Constitución, garantizando el respeto
a las libertades donde el derecho a la movilización y la protesta
encuentren atención a los motivos y no
la represión y garantía de respeto a los derechos humanos y a la autonomía de los poderes públicos.
El carácter popular será garantía para
la realización de los principales derechos ciudadanos como la Salud, Educación,
Vivienda, Transporte, entre otros. El desarrollo
de la economía conducirá a mayores niveles salariales y de bienestar y ascenso
social. La base de la política de empleo será el desarrollo diversificado
del aparato productivo, sustentados en una nueva
ética nacional, con la participación de la gente y con un liderazgo que sea
fiel a la ética según la cual los
intereses populares y nacionales deben colocarse como norte de actuación de
cada venezolano. Que, combatiendo la
corrupción hasta extirparla, haga eficaz la inversión pública para
satisfacer las demandas sociales y eleve la producción nacional.
Carlos Hermoso
Secretario General (Adj.) Bandera Roja
Comisión
Nacional de Formación
Comisión
Nacional de Propaganda