jueves, 5 de mayo de 2011

Por una Universidad Autónoma, Democrática y Científica de cara al Desarrollo Nacional

“… [La Universidad debe] dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, humanística y tecnológica, para beneficio espiritual y material de la Nación. Las Universidades Autónomas se darán sus normas de gobierno, funcionamiento y administración eficiente de su patrimonio bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la Ley…” (C.R.B.V., Art. 109º)

Introducción.

La Universidad Venezolana, es uno de los espacios que ha sido persistente en el enfrentamiento a diferentes regímenes totalitarios que han transcurrido en la historia republicana. En las actuales circunstancias políticas, más que en un emblema, la Universidad se ha convertido en un reducto democrático: en el centro de irreverencia y desprecio a las pretensiones intervencionistas de este régimen que no descansa por concretar sus intenciones de poner a las Universidades bajo sus órdenes.

Las acciones del Ejecutivo Nacional a lo largo de estos once años reflejan la contradicción entre el discurso y la realización. Ejemplo de ello es el “discurso socialista del siglo XXI” frente a la política económica que viene ejecutando a favor del capital financiero y la división internacional del trabajo y sus resultados en la centralización del capital. Mientras que la pobreza y el bienestar de las mayorías apenas es atendida con paños calientes y una gran demagogia populista que busca mantener vivas algunas esperanzas en el pueblo.

Los grandes problemas nacionales se agravan producto de la ineficacia política, la corrupción, el proceso de destrucción del aparato productivo nacional, entre otros factores. Mientras el Ejecutivo Nacional de manera tramposa y engañosa acusa a las Universidades de estar a espaldas de las necesidades del país, cuando en realidad estas no son tomadas en cuenta en la formulación y ejecución de políticas y proyectos que tengan como objetivos el desarrollo y progreso de Venezuela.

Dado el proceso de deterioro financiero de las Universidades, pero también por la precariedad de los salarios de docentes, empleados y obreros, de las becas estudiantiles, que motivaron la deserción hacia otros espacios laborales o educativos así como la implantación de prácticas ajenas a la honestidad, o bien resultado de la realización de ideas liberales que buscaban privatizar la universidad, mercantilizar el quehacer universitario e incluso gremial; han conducido a un detrimento de la universidad pública venezolana. Pero esa circunstancia no se resuelve derogando la autonomía y la libertad de cátedra, como en efecto pretende el Ejecutivo Nacional. Ciertamente, las Universidades vienen años atrás sufriendo un proceso de deterioro que sirve al actual régimen como argumento para intervenirlas y colocarlas a su servicio.

Tal día como hoy nace Karl Marx

Un día como hoy hace 193 años, la humanidad fue testigo del nacimiento de una de las mentes màs brillantes que en la historia se han conocido, se trataba de Carlos Marx. Bajo la inspiraciòn y la necesidad de cambiar al mundo y no solamente interpretarlo, dedicò su vida al estudio y creaciòn de la teorìa cientìfica que expresa los intereses històricos revolucionarios del proletariado. Por su innegable trascendencia, la validez internacional y por la capacidad de sacudir y hacer temblar al opresor hasta en los rincones màs remotos de la tierra, el pensamiento de Carlos Marx sigue hoy con vigencia absoluta.

domingo, 1 de mayo de 2011

BREVE HISTORIA DE LOS ORIGENES DEL PRIMERO DE MAYO

Amediados del siglo XIX, tanto en Europa como en Norteamérica, en las emergentes factorías industriales, se exigía a los obreros trabajar doce y hasta catorce horas diarias, durante seis días a la semana, incluso a niños y mujeres, en faenas pesadas y en un ambiente insalubre o tóxico. Los emigrantes europeos, que llegaban entonces a los Estados Unidos en busca de un mundo mejor, cambiaron (a lo más) los resabios feudales que todavía pesaban sobre sus hombros por la voracidad desbocada de un capitalismo joven, que multiplicaba sus ganancias ampliando al máximo la jornada de trabajo. Extraños en un país desconocido, los inmigrantes crearon las primeras organizaciones de obreros agrupándose por nacionalidades, buscando primero el apoyo y la solidaridad de los que hablaban la misma lengua, constituyendo luego gremios por oficios afines (carpinteros, peleteros, costureras), y orientando su acción por las vías del mutualismo. 

 América era también el campo de experimentación para algunos socialistas utópicos, que crearon en los Estados Unidos colonias comunitarias, como las de Robert Dale Owen (1825), Charles Fourier y Etienne Cabet, constituidas por trabajadores emigrados. Los obreros propiamente norteamericanos se limitaban a buscar consuelo para sus sufrimientos terrenales en las diferentes sectas religiosas existentes en el país. Fueron inmigrantes ingleses pobres los que primero diseminaron inquietudes sociales entre sus hermanos de clase, y los mismos continuaron en territorio americano la lucha ya extendida en Inglaterra por la reducción de la jornada de trabajo.

El desarrollo de la industria manufacturera, el perfeccionamiento de máquinas y herramientas, la concentración de grandes masas obreras en los Estados del Noreste, proporcionaron el terreno donde germinó la propaganda de los emigrados. La primera huelga brotó, 60 años antes de los sucesos de Chicago, entre los carpinteros de Filadelfia, en 1827, y pronto la agitación se extendió a otros núcleos de trabajadores. Los obreros gráficos, los vidrieros y los albañiles empezaron a demandar la reducción de la jornada de trabajo, y 15 sindicatos formaron la “Mechanics Union of Trade Associations” de Filadelfia. El ejemplo fue seguido en una docena de ciudades; por los albañiles de la isla de Manhattan; en la zona de los grandes lagos, por los molineros; también por los mecánicos y los obreros portuarios.


DIEZ HORAS LEGALES


El resultado de estas luchas, que marcan el nacimiento del sindicalismo en Estados Unidos, influyó primero en el Gobierno Federal antes que en los patrones, que expoliaban impunemente a sus trabajadores al amparo del librempresismo. En 1840, el Presidente Martín van Buren reconoció legalmente la jornada de 10 horas para los empleados del Gobierno y también para los obreros que trabajaban en construcciones navales y en los arsenales. En 1842, dos Estados, Massachusetts y Connecticut, adoptaron leyes que prohibían hacer trabajar a los niños más de 10 horas por día. El mismo año, la quincallería Whtite & Co. de Buffalo (Estado de Nueva York) introdujo en sus talleres la jornada de 10 horas.


Pero la agitación obrera continuó. Desde el otro lado del mar llegaban noticias alentadoras. Cediendo a la presión sindical, el Gobierno inglés promulgó una ley (1844) que redujo a 7 horas diarias el trabajo de los niños menores de 13 años, y limitó a 12 horas el de las mujeres. Se esperaba lograr pronto allí la jornada de 10 horas para los adultos, hombres y mujeres. En ese ambiente se reunió el primer Congreso Sindical Nacional de los Estados Unidos, el 12 de octubre de 1845, en Nueva York. Se tomaron medidas concretas para coordinar la lucha de los diferentes gremios y la que se llevaba a cabo en distintas ciudades. Se planteó la creación de una organización secreta permanente para la reivindicación de los derechos del trabajador.