lunes, 25 de julio de 2011

Progresismo: qué es y para qué es bueno


Acerca del progresismo en la circunstancia venezolana 

Como buena parte de las categorías en el campo de la política, el progresismo, o el progresista, cuenta con distintas interpretaciones y acepciones. Desde aquellas que apenas la identifican como la mera asunción de la idea de desarrollo en el ámbito de las relaciones capitalistas de producción, hasta ubicarlas como inmutables ―lo cual niega la idea de progreso―, hasta quienes desde una interpretación marxista la ubicamos como la asunción del progreso en términos del salto hacia una sociedad más avanzada, esto es, de nuevas relaciones sociales de producción y de cambio en general; en condiciones del capitalismo, de superación positiva de las relaciones burguesas hacia el socialismo. A su vez, esta categoría ha contado, desde la perspectiva burguesa, con un tenor en todo caso interesado, para adocenarla y convertirla en parte de los contenidos de la apologética burguesa.

Ahora bien, las circunstancias venezolanas fuerzan a darle una connotación precisa, sobre todo porque el progresismo, más que como categoría con un contenido consciente en los diversos factores políticos que dicen representarlo, se encuentra en la gente misma. En los factores políticos existe mucha confusión y vacilación, sumadas a ignorancia, en el manejo de esta categoría. Además, habría que ver si en realidad representan los intereses de los sectores que analizamos, de cara a sus ideas programáticas. Esto no obsta a la hora de analizar y realizar una política en torno de esta cuestión, toda vez que puede contribuir con aspectos fundamentales de nuestra táctica, así como con la elevación de conciencia en torno de un sector político de la sociedad cuya importancia hemos establecido claramente a los largo de este período y cuya complejidad es clara. Así, es en las masas donde ella se desarrolla; de manera intuitiva pero allí se encuentra.