Carlos Hermoso, Sec. Gral (adjunto) de Bandera Roja |
Por la circunstancia que vive, no podía ser mejor la decisión de colocar el nombre de Noel Rodríguez para el VII Congreso de la Unión de Jóvenes Revolucionarios. La reconstrucción de nuestra organización juvenil demanda, fundamentalmente, de principios éticos capaces de sortear la tremenda ofensiva ideológica y cultural de la burguesía expresada en sus más diversas manifestaciones.
La tradición y el fetichismo burgués se expresan de diversas maneras desde la forma clásica, tradicional, hasta las más propias del revisionismo que se confunden con aquéllas, para adocenar el espíritu rebelde de los jóvenes. Eventualidad que encuentra en esta remembranza un símbolo de resistencia emblemático.
Son muchos los que han sucumbido a las mieles que brinda el capital. De ello no han escapado uno que otro de quienes integraron las filas del partido. Se ha afectado cuantitativamente nuestra organización como resultado de la realización de esta tendencia. Son recientes las deserciones de cuadros jóvenes —y no tan jóvenes— que hemos sufrido producto de ello. Ciertamente expresan debilidades nuestras a ser atendidas en el terreno de la formación. Pero lo fundamental lo encontramos en las condiciones objetivas y subjetivas del desarrollo del capitalismo venezolano, para solo referirnos a nuestra circunstancia.
Por ello, y más, el ejemplo de Noel adquiere relevancia. Se agiganta su figura por aquello de que, en general, el dolor de la muerte es inversamente proporcional a la edad de quien nos deja, así como directamente proporcional al legado en solidaridad, desprendimiento y ejemplo de una firme ética revolucionaria, visto desde la perspectiva de los comunistas. Ambos aspectos se articulan para hacer gritar a los cuatro vientos el dolor que produjo su asesinato en muchos jóvenes que comenzábamos la militancia política bajo su liderazgo y conducción. Estaba fresco el asesinato de El Motilón (Jesús Márquez Finol). Noel lo había sustituido en la jefatura de la región capital. Más adelante, todo indica que su desaparición obedece a su condición de dirigente del partido. Con base en la investigación periodística realizada por Jesús Hermoso, publicada en el diario Últimas Noticias, no quedan muy claros algunos detalles de su desaparición, salvo el lugar de su captura. Las condiciones en la que dejan a Noel, mostradas por la autopsia realizada muchos años después, indican que ciertamente fue salvajemente golpeado hasta producirle la muerte. Todo indica, como se señala en la indagatoria en cuestión, “que los restos fueron encontrados en el Cementerio General del Sur en Caracas. Para identificarlo se compararon con su mamá y hermanos, los cuales arrojaron resultados positivos. Ortega Díaz expresó que desde diciembre de 2012 ya había certeza de eso”.
Conocimos a Noel en 1972. El contacto lo arregló El Motilón, quien nos incorporó al partido luego de haberse fugado del hospital militar de San Martín en la ciudad de Caracas. A partir de allí comenzamos a vivir cuestiones fundamentales de la lucha revolucionaria. La disciplina, la combinación de la teoría y el estudio con la práctica. La entereza y firmeza en los principios en medio de las condiciones adversas de la lucha clandestina que obligaba a una formación concreta donde el ejemplo, indiscutiblemente, se convierte en fuerza vital. Cuestión en la que destaca Noel de manera ostentosa. La atención de grupos universitarios, de educación media, y otros sectores de las masas, mientras realizaba tareas diversas de apoyo a la guerrilla y la vida clandestina, eran parte de un activar febril cotidiano.
Ciertamente Noel resumía una fuerte personalidad. Siendo muy firme en los principios, hacía gala de una gran capacidad de persuasión, que no suponía en ningún caso doblez o conciliación. Condición que no era contradictoria sino complementaria de una sencillez controvertible. De allí ese don para integrar y motivar la participación de quienes formábamos parte de ese núcleo, requisito básico de todo dirigente revolucionario. Igual opinión brindan otros cuadros que trabajaron con él en esos tiempos.
En reuniones o contactos le planteamos polémicas del momento, como la referida al revisionismo, misma en torno de la cual nace Bandera Roja, lo cual motivó en Noel el estudio del problema para dar respuesta al recién instalado núcleo de dirección universitaria y otras células. Así era en todas las materias que debía abordar, siendo vehemente en el estudio.
Como El Motilón, Noel era un caballero. Nos hacía recordar la misma conducta del caraqueño de vieja estirpe, tan educado que, a momentos, resultaba fuera de tono por su excesiva decencia y caballerosidad. Vimos en más de una oportunidad colocar su pañuelo en algún espacio que serviría de aposento para que alguna compañera se sentara. Además de las atenciones cotidianas en el trato. En eso también era un ejemplo a seguir.
En alguna que otra reunión el flaco, pata e’ palo, Noel pues, terminada la sesión cantando alguna canción. El género romántico sobre todo era de su preferencia. Endrina, Flor de Loto, entre otras deleitaban la sui géneris audiencia. Años más tarde recordamos esta cualidad con una de las fundadoras del grupo musical Un Solo Pueblo, militante del partido con Noel, nuestra inolvidable Sorena, quien lo quiso mucho, para lo cual le brindó una bella canción.
Llegamos a tener tanta confianza en Noel que muchos no salieron de sus casas a enconcharse cuando se supo de su desaparición: expresión que, aun cuando indicaba una conducta errónea, mostraba el grado de confianza que existía en torno de su entereza. Se la había ganado por su actitud cotidiana sin manchas.
Fueron muchos los esfuerzos que hicimos para denunciar su desaparición. Movilizaciones, agitación, huelga de hambre, entre otras acciones, expresaban el afecto revolucionario para con Noel. No existía una organización juvenil del partido. Seguramente porque todos éramos jóvenes. Pero esta jornada marca un precedente del espíritu que debe reinar en la Unión de Jóvenes Revolucionarios (UJR).
Por esas razones, Noel se convierte en una referencia. Por su firmeza, su conducta intachable, el ejemplo de Noel es más que suficiente como para expresar una conducta revolucionaria. Es un gran mérito en Noel el haberle ganado la apuesta a los esbirros en las cámaras de tortura, en aquella confrontación entre la civilización y el futuro; entre la cobardía y la barbarie de la sociedad burguesa contra la conducta a revolucionaria. Pero Noel alcanza un peldaño elevado en la especie humana por razones que van más allá de ese escollo donde prefirió dejar su fuerza vital antes que traicionar a sus camaradas y su partido. Lo exaltan también otras cualidades muy brevemente reseñadas en estas líneas.
Vayan estas letras para recordarlo como ejemplo revolucionario. Pensamos que resumen un pequeño aporte para que sepan algo de quien escogieron como emblema. No es un tuit, como seguramente más de uno quisiera sintetizar su memoria. Pero son muy pocas las palabras. Creemos que las podemos aguantar. Sorna que nos trae la memoria de Noel con ese sentido del humor que lo caracterizaba, un tanto extraño para los venezolanos. Somos de la idea de que es tarea presente y futura rendir homenaje a nuestros héroes indagando en sus vidas y legado. Es tarea de los vivos revivir a sus muertos. Homenaje que, a su vez, debe ser bueno de aquella idea que nos dejara Miguel Hernández en la elegía a Ramón Sijé, que bien cabe para Noel, cuando sentencia: “daré tu corazón por alimento”. Alimento sí para la firmeza revolucionaria. Hay que ubicar que nuestras raíces, aun cuando hay figuras vivientes que la resumen, configuran una tradición que cada día debe nutrirse desde lo fundamental, el marxismo-leninismo y la ética comunista. Por lo que establecer la relación entre esa solidez teórica y el ejemplo revolucionario es fundamental. No es gratuito que Marx dedicara su principal obra teórica para comprender la sociedad, El capital, a su “inolvidable amigo, valiente, fiel, noble luchador adelantado del proletariado, Wilhelm Wolff”. Esto es, le dedicara su obra más acabada y densa, la de mayor rigor científico, a un combatiente proletario.
Por ello, el ejemplo de Noel debe convertirse en fuerza material para la reconstrucción de la UJR. Su ejemplo, antes que nada, debe servir para educar en la formación comunista. Sus métodos y estilos de dirección, su abnegación por el estudio y el deseo de profundizar en la comprensión de la realidad deben ser tomados como referencia cotidiana.
Reconstruir la UJR supone abnegación, estudio y, sobre todo, ser ejemplo de espíritu y conducta revolucionaria de verdad. Es propagar en todo momento la ética que debe guiar a quienes luchan por el socialismo. De quienes buscan formarse como militantes comunistas. En definitiva, ser vanguardia supone contar con referencias como la que nos deja Noel hasta su último aliento en las cámaras de tortura del estado burgués. Salud camaradas y éxito en la noble tarea que les encomienda el partido con Noel como blasón.
Carlos Hermoso
Caracas, 29 de octubre de 2015
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