Reconstrucción Nacional
para la prosperidad, el desarrollo y la justicia social
Este Primero de Mayo encuentra a los trabajadores venezolanos ante una disyuntiva y un reto: o seguimos languideciendo en esta ruina indetenible o llevamos nuestras luchas por salarios dignos, trabajo decente, seguridad social, contratación colectiva y libertad sindical al torrente de nuestro pueblo que clama por un cambio urgente, pues quienes nos están gobernando han llevado el país hacia una catástrofe, hipotecando todos nuestros recursos, destruyendo nuestras capacidades productivas, aumentando nuestra dependencia y dilapidando la renta petrolera en corrupción y politiquería, mientras la población sufre una avalancha de criminalidad, escasez, desabastecimiento, alto costo de la vida y ruina de los servicios públicos.
El gobierno de Maduro ha seguido alimentando el legado de una economía enferma que degrada el trabajo productivo y premia la especulación, la corrupción y el parasitismo. Los fabulosos ingresos por concepto de renta petrolera y exacción fiscal solo sirvieron para edificar en el país la más grande y desastrosa ruina económica y social de la era contemporánea. Y ahora, en tiempos de baja de los precios del petróleo, están subastando nuestras riquezas a las potencias imperialistas, entregando el Esequibo a cambio del perdón y cambiando las garras del águila por las zarpas del oso. Y las supuestas medidas anticrisis ―meros paliativos para continuar estafando la credibilidad popular― tienen sus peores consecuencias sobre los asalariados y en general sobre la población más pobre.
El desabastecimiento, la escasez y el alto costo de la vida, junto a salarios miserables, cierre de industrias y quiebra de la agricultura, han hecho retroceder a Venezuela mucho más de medio siglo. El régimen se ha hecho más represivo, autoritario, militarista, y ha restringido las libertades públicas y los derechos democráticos, y sus mafias integrantes actúan como perros de presa que descuartizan el botín. Todo ello requiere que le demos un parao, que ya basta de arbitrariedad, desorden y desastre. Hay que producir una ruptura de este estado de cosas. Las mejoras sociales y económicas del pueblo trabajador solo podrán producirse si logramos un cambio de gobierno que vaya en la dirección de la Reconstrucción Nacional.
Desde Bandera Roja apostamos porque este 1º de Mayo sea propicio para que los venezolanos demostremos que somos un pueblo rebelde, soberano, insumiso, que exige un cambio general del rumbo de la nación. Que ya basta de gobernantes ladrones y entreguistas, quienes con un falso discurso de “socialismo” se han enriquecido a sus anchas. Que ya basta de destruir fuentes de empleo productivo, hablando de soberanía y haciéndonos cada día más vulnerables y dependientes de la importación de bienes esenciales. Que ya basta de que subasten la nación entre las potencias imperialistas, solo para mantenerse en el poder. Es hora de dejar a un lado la división y el odio estimulados con falsas banderas de redención social y disponernos a rescatar la soberanía nacional y el verdadero poder popular.
Vamos a construir una gran fuerza social y política que deje a un lado a estos estafadores con ínfulas dictatoriales y comience a edificar una nueva esperanza de desarrollo, prosperidad y justicia social junto a una democracia de nuevo tipo. Que revalorice la amplia participación de los ciudadanos y estimule el desarrollo de un movimiento asambleístico como expresión de un nuevo poder, de una democracia de pueblo y no de élites.
Es a los trabajadores a quienes nos corresponde ser los primeros en los cambios que reclama Venezuela, pues por nuestra condición de clase podemos imprimirles un sello contra la discriminación, el revanchismo y la mezquindad. La clase obrera venezolana, pese a su disminución numérica, cual ave fénix se levanta para desenmascarar esta estafa que hoy gobierna el país y edificar una sociedad de progreso y de justicia.
¡Basta de entreguismo y corrupción!
¡El pueblo trabajador va a reconstruir a Venezuela!
Bandera Roja / 1° de Mayo de 2015
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