Una lucha democrática recorre Venezuela, nació en el corazón de nuestros jóvenes y se extendió a toda una nación que ha sido arruinada, fracturada, ensangrentada y traicionada por quienes violaron la Constitución y las Leyes, usaron las armas de la República contra su pueblo y llegaron al poder para entregarla al hampa, la corrupción, la miseria y el poder extranjero. Los jóvenes han decidido luchar con esfuerzo, valentía y determinación por la conquista de su futuro. Desde febrero de 2014 despertó en toda la nación un movimiento cívico y autónomo de protesta sin precedentes que exige un futuro ya. Un futuro donde el respeto a la vida no sea un mito, donde ser independientes, conseguir alimentos, medicinas, electricidad y la posibilidad de tener un hogar propio no sean lujos impensables. El despertar de los venezolanos evidencia nuestra determinación para producir profundos cambios democráticos. Quienes controlan el poder han respondido con la más brutal represión en las calles y en los tribunales, generando más de 3000 detenciones arbitrarias, cientos de presos políticos, decenas de torturados y el asesinato de 42 venezolanos. La crisis sin precedente que vive nuestra nación, la insuperable incapacidad del gobierno para enfrentarla y el firme avance represivo del régimen dictatorial, nos obliga a plantearle al país una salida a este grave conflicto: la convocatoria urgente a nuevas elecciones justas, libres y transparentes para elegir un nuevo Gobierno de Unidad Nacional y Poderes Públicos independientes.
La ruta para la liberación nacional requiere de tres pasos fundamentales:
· Primero, el fortalecimiento de la unidad democrática con estudiantes, partidos, trabajadores y ciudadanos, que se propongan, clara e inequívocamente, reemplazar al régimen lo antes posible por vías constitucionales.
· Segundo, la convocatoria a un gran movimiento nacional para impulsar la renuncia de Nicolás Maduro prevista en el artículo 233 de la Constitución.
· Tercero, la activación de un mecanismo constitucional, vía enmienda o constituyente, para lograr la renovación del pacto social, la democratización de los Poderes Públicos y la reunificación de los venezolanos en un nuevo modelo político, económico y social.
Nuestro pueblo exige un cambio pronto, por una vía pacífica y democrática. El principal responsable de los males que hoy padece el pueblo venezolano es el sistema de gobierno al que nos enfrentamos: no habrá cambio si no salimos de la dictadura. No será fácil, ni libre de sacrificios: el régimen represor no cederá fácilmente el poder. Es el pueblo soberano, en el ejercicio de su legítimo derecho a la protesta, en la calle y con la lucha no violenta, el que obligará a quienes hoy sustentan al régimen a aceptar un proceso de transición verdaderamente democrático. Sólo así lograremos alcanzar un diálogo político genuino e inclusivo que nos permita lograr el entendimiento y la ansiada reconciliación nacional.
Esta lucha va más allá de los colores políticos; debe superar las barreras artificiales que desde el poder han querido sembrar en nuestro pueblo para dividirlo. No es una lucha del gobierno contra la oposición, es la lucha de un bravo pueblo que se defiende de los ataques de una cúpula represiva, corrupta e ineficiente. Debemos iniciar lo antes posible la ruta hacia la libertad: por eso convocamos a todos los venezolanos, y en especial a los miles de líderes y organizaciones sociales que han surgido o se han movilizado a partir de febrero, a avanzar en esta ruta y encontrarnos en un gran CONGRESO POR LA RECONSTRUCCIÓN NACIONAL.
Convocamos a todos los sectores sociales: estudiantes, trabajadores, emprendedores, profesionales, amas de casa, venezolanos residentes en el exterior; a todas las organizaciones de la sociedad civil: asambleas de ciudadanos, academias, universidades, iglesias, partidos políticos, gremios, sindicatos, asociaciones y federaciones estudiantiles y juveniles, grupos culturales y deportivos, así como el nuevo liderazgo que ha emergido en la calle. Unifiquemos nuestras luchas en un gran Congreso que represente a todos los sectores y a todos los estados del país y que sirva de cauce, norte y guía para abrir una nueva página en nuestra historia, acordar las bases del país que merecemos y asumir las responsabilidades en las acciones de nuestra lucha hasta la victoria. Dediquemos este esfuerzo a todos los que han luchado y luchan por el restablecimiento de la democracia en nuestro país. A los caídos, a los presos políticos, a los exiliados, a los enjuiciados, a los torturados, a sus madres y a sus familiares. Ha llegado la hora del cambio pacífico y constitucional. Ha llegado el momento de construir el futuro. El futuro ya empezó.
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