Discurso de ilusiones y nuevas promesas ratifica camino al abismo
2011 comienza agitado y presagia tormentas. Lamentablemente la vida ha confirmado lo que denunciamos en enero del año pasado: el país es cada día más dependiente de los precios del petróleo; por ningún lado aparece la reactivación de la economía; el salario real de los trabajadores ha caído estrepitosamente; el empleo decente ha disminuido al ritmo que ha quebrado la industria nacional y cada día nuestra economía es más dependiente de las importaciones. La circunstancia exige una unidad superior, que abarque a todos los sectores que buscan progreso, democracia y libertad, para lo cual se requiere del más alto desprendimiento de los partidos en función de posibilitar la escogencia de un candidato unitario en primarias, quien se comprometa a dirigir por un solo período un gobierno de integración plural, a la vez que ejecute un programa común de alto compromiso con el avance de nuestra patria. Esta unidad superior tiene que dar una respuesta acertada al planteamiento de tarjeta única y otros mecanismos unitarios. Es hora de la grandeza y del desprendimiento, de apartar cualquier mezquindad que obstaculice el logro de la victoria popular y democrática. Una unidad que tenga aliento histórico para desplazar el despotismo con una visión progresista y que haga de los reclamos populares su principal acción. La catástrofe que amenaza a nuestra patria obliga a convocar las mejores voluntades para levantar y fortalecer una alternativa de victoria.
El gobierno parece vivir en una eterna campaña electoral, y ha dejado que la salud, la educación, la vialidad, la vivienda, el urbanismo y la infraestructura toda lleguen a grados extremos de insuficiencia y deterioro. Más que ocuparse de atender los problemas reales de la población, dirige sus esfuerzos a mantener una permanente y estéril camorra política, y con sus carantoñas sólo quiere continuar engañando con ilusiones y nuevas promesas, como si no hubiesen pasado 12 años de ineficiencia, segregación y derroche de los enormes recursos del erario nacional. Y para cubrir su ineficacia continúa con la política neoliberal de devaluar la moneda para que salarios y sueldos se vuelvan agua en la espiral inflacionaria.
El pueblo venezolano ya no se traga el cuentico del “socialismo del siglo xxi”, del tal “desarrollo endógeno” y del supuesto “poder comunal”, que sólo han servido para negar el cumplimiento de los derechos populares y constitucionales a una vida digna, a un trabajo y un salario decentes, a una vivienda decorosa, a un sistema confiable de seguridad social, a empleos estables y no discriminatorios. Las luchas de los universitarios, de los obreros, del magisterio, de los gremios profesionales, se extienden por toda la geografía nacional, y comienzan a verse avances en la solidaridad y coordinación de sus luchas contra la represión y por aumento de salarios, contratación colectiva y libertad sindical.
La conmemoración del 41 aniversario de Bandera Roja nos encuentra en los primeros puestos de lucha en fábricas, barrios y urbanizaciones, liceos y universidades, pugnando por unir esfuerzos para luchar juntos por un aumento general de sueldos y salarios, por el respeto a las organizaciones sindicales y gremiales, por una educación popular, científica y liberadora, por una universidad autónoma y de avanzada, por un sistema de salud eficiente y asequible. Todo ello en la búsqueda de una real soberanía nacional, un desarrollo sostenido y armonioso de nuestra economía y una democracia de nuevo tipo que signifique un avance sustancial en igualdad, libertad y justicia social.
Desde Bandera Roja convocamos a fortalecer las organizaciones sindicales, gremiales, estudiantiles, campesinas, su autonomía, su capacidad de lucha, su tenacidad frente al despotismo. Llamamos a construir desde abajo un fuerte y autónomo movimiento popular que se le plante a la demagogia gubernamental y la obligue a dar respuestas ciertas a las demandas populares. Y ofrecemos nuestras filas para quienes quieran juntar su esfuerzo en esta lucha de liberación.
El pueblo en la calle reclama sus derechos
Nueva democracia para salir del desastre
Desechar las ilusiones… Preparar la victoria
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