Aunque es débil su atadura, el sector hegemónico de la burguesía tradicional venezolana se plegó a la dictadura. Lo han dicho muy claro: están del lado de quien tiene el poder real de controlar el Estado. En alianza con el sector de la burguesía conformada durante el chavismo –conocida como “boliburguesía”, de la cual forman parte no pocos capitostes del régimen–, como clases dominantes que son, han apostado y continúan apostando a la continuidad de la dictadura.
Son muchas las decisiones chavistas que le permiten a la burguesía apostar por su continuidad en el poder. Destaca, junto a la eliminación de las prestaciones sociales de todos los trabajadores, la colocación del salario en su mínima expresión, su práctica eliminación través de la bonificación de los ingresos. A lo que se suma un orden jurídico ampliamente favorable al capital. Las zonas económicas especiales (ZEE) representan su emblema más caro.
Este mecanismo de raigambre china, aunque de origen estadounidense, permite al capital actuar a sus anchas. Es la reproducción moderna de las zonas de libre comercio, que en 1934 se desarrollaron en EE.UU., para fines similares. Los límites de la explotación humana son los de la máxima extenuación. Salarios al borde de las condiciones mínimas de subsistencia, así lo permiten. A través de las ZEE se crean condiciones similares a las que imperaban en tiempos de la revolución industrial, a finales del siglo XVIII. Igual sucede con la cuestión ambiental. Libres de restricción, tal como ocurre en el arco minero del Orinoco.
La incorporación de Venezuela al grupo BRICS representa el sello que afianza esta perspectiva de Maduro. Mutatis mutandis, Venezuela se convertiría en un atractivo para la inversión productiva en el ensamblaje. La minería ya se guía por el amparo de estas leyes.
Se cumple aquello de que las cuestiones objetivas –las leyes del capital– se imponen por encima de la política. Van haciendo la política. Quienes parten de la consideración de que Venezuela va a ser repartida entre las potencias imperialistas, se verán desengañados. Ningún imperialismo cede espacios dócilmente. De allí que la continuidad del ultraliberal proceso chavista, que tanto convenció a la burguesía, requiere de mano dura. En Chile requirieron de Pinochet. En Argentina de Videla y demás gorilas. Igual sucedió en otros países. Pero la cosa en Venezuela se ha enredado un tanto.
La transición al liberalismo en Venezuela ha sido la más traumática de América Latina. El fracaso de Carlos Andrés Pérez en su segundo mandato forzó a la burguesía a apoyar a Chávez en 1998, pues vieron en peligro las relaciones de producción imperantes. Pero la pieza de recambio resultó díscola. Se metió con China. Un tanto, herencia de sus raíces. Pero mejor no pudo haberlo hecho. La combinación de la política económica y el orden jurídico no pudo ser mejor. El corolario: destrucción del aparato productivo. Venezuela a merced del gran capital internacional y abierta al saqueo de sus riquezas.
La represión del chavismo tiene un doble propósito. De un lado, acabar con la oposición y afianzar la dictadura. Y, además, garantizar al capital nativo e internacional el mantenimiento de la política económica a sangre y fuego. La represión y sus rasgos fascistas no se orientan contra la oposición política nada más. Va especialmente contra los trabajadores.
La economía
En los últimos días el dólar se ha disparado en el mercado paralelo. La inflación en agosto apenas superó 2 %, como promedio de 2,8 % –establecido por la Encuesta de Expectativas Económicas del Observatorio Venezolano de Finanzas– y 1,4 %, del aumento del Índice de Precios al Consumo (IPC) del BCV. Podemos afirmar que el incremento del precio del dólar no es producto de la inflación, ni que el aumento de precios de las mercancías sea producto del incremento del precio de la divisa.
Lo que sí refleja esta situación es la presión de demanda por la tenencia de dólares. Simultáneamente crece el uso del bolívar como moneda de cambio. Aparecen dos precios en el mercado. En dólares y el precio en bolívares a la paridad del mercado paralelo. Por lo que muchos comerciantes que venden a dólar BCV, se ven perjudicados. Es una circunstancia que refleja que ha disminuido el drenaje de dólares del BCV a la banca para su realización. Ha disminuido la oferta de dólares. Lo que es expresión de una política perversa contra los trabajadores y el incremento del producto interno. En vez de aumentar la producción, le siguen poniendo límites. Jerarquizan la importación. Es una economía en favor de los importadores. Apenas han tomado medidas para estimular la industria textil. Autopartes y repuestos automotrices están en esa perspectiva. De resto, jerarquizan una política cambiaria a favor de baja inflación y del empobrecimiento de los trabajadores.
Sin embargo, de mantenerse la política de equilibrio fiscal, no habrá mayor inflación. Es más, pudiesen alcanzar la tendencia a cero. Pero no les conviene. Recordemos que a la burguesía le favorece una tasa de inflación baja para mantener en alza la cuota de ganancia del capital. Lo que también se traduce en el precio del dólar. Ya el gobierno no paga los bonos a precio del BCV, sino por debajo. De allí el doble propósito de mantener el precio del dólar oficial por debajo del precio de mercado. De una parte, paga menos a los trabajadores. De otra, compran dólares baratos para especular e importar a precios más competitivos aún. Otra explicación no tiene, dado que ha aumentado el ingreso en dólares producto del aumento de las exportaciones de petróleo, con todo y que su precio ha tendido a la baja.
De resto, sigue la misma política económica en favor de la burguesía en general, sobre todo de la oligarquía financiera. Además, firme es su propósito de mantener la capacidad de crédito, haciendo méritos para su ingreso en el grupo BRICS.
A la lucha por la libertad de los presos políticos, contra la represión, por el regreso de los exiliados, por la defensa de las libertades democráticas, se debe unir la lucha por un nuevo reparto de la riqueza, por aumento general de sueldos y salarios y el rescate de las prestaciones sociales de todos los trabajadores. Una sola lucha contra la dictadura, contra una política criminal por mantener la dictadura y afianzar la explotación de los trabajadores.
Carlos Hermoso
Caracas, 15 de septiembre 2024