No es momento de hacernos los distraídos
por Raul Zibechi
Con las revueltas árabes la crisis sistémica global ingresa en una nueva fase, más imprevisible y cada vez más fuera de control. Hasta ahora los principales actores venían siendo las oligarquías financieras y las grandes multinacionales, los principales gobiernos, en particular los de Estados Unidos y China, y, bastante más atrás, algunas instituciones como el G-20. Ahora se ha producido un gran viraje con el ingreso en escena de los sectores populares de todo el mundo, encabezados por los pueblos árabes, lo que supone la profundización y aceleración de los cambios en curso.
El primer campanazo lo dieron los jóvenes griegos con su revuelta de diciembre de 2008. Cuando el capital financiero buscando escapar de la depreciación inevitable que le aguarda volvió a especular con los alimentos, la precaria situación de millones de personas en el mundo se volvió insostenible. Que las cosas hayan estallado en el mundo árabe no es inesperado, pero bien sabemos que algo similar puede suceder en cualquier parte del planeta, como lo atestigua la ocupación del capitolio de Wisconsin, en Estados Unidos. La pregunta no es qué sucederá, sino dónde volverá a asomar la hidra de la revolución, título de uno de los mejores análisis de la historia de los de abajo.