El 11 de Abril de 2002, la traición al pueblo

jueves, 10 de septiembre de 2015

Al profesorado ucevista…


Sorprende que ante una opinión emitida en la asamblea de profesores el 8 de septiembre de 2015, en el auditorio del IPP, varios miembros del comité ejecutivo de la Apucv se hayan centrado en responder de manera artera y subida de tono. Tanto, que el profesor Víctor Márquez hubo de intervenir para reivindicar la libertad de opinión, no sin dejar de emitir también su posición contraria respecto de mi postura. Fueron muchos los argumentos que se esgrimieron para justificar una estrategia, a nuestro juicio, errada, pero, sobre todo, para descalificar. Dentro de un espíritu democrático, que se aprecie en forma crítica en relación con la estrategia de las directivas gremiales y de la política unitaria que adelantaron, no debe suponer en ningún caso la descalificación.

Ahora bien, los resultados hasta ahora alcanzados respecto del conflicto por el aumento salarial, una vez más, indican saldos negativos. Por algo vamos al paro. Levantar contra-argumentos indicando cosas para nada señalados en mi discurso no resulta mayor muestra de honestidad. Por ejemplo, nadie habló afirmando que la cosa sería fácil. Nadie dijo algo contrario respecto de la unidad con las bases de los trabajadores administrativos y los obreros. Indicamos como erróneo haberse aliado con determinados directivos de la manera como se hizo. Pero se tergiversan estos señalamientos para construir argumentos contra la posición de quien estas líneas escribe y que osó opinar críticamente contra la estrategia. Dejemos a un lado la intemperancia de un directivo que califica como divisionista la crítica, además de destemplarse en señalamientos nada consecuentes con el espíritu democrático que debe reinar en una asamblea de profesores, con lo que no sólo irrespeta a quien crítica sino a la asamblea.

Cierto que fueron reconocidas algunas cosas por miembros de la directiva. Se indica como cierto, por ejemplo, que se asumió a algunos directivos chavistas como compañeros de ruta. Eso siempre sucede en las luchas. Sin embargo, creemos que no solamente se asumió la compañía sino también la estrategia diseñada por un sector del chavismo que, a la postre, se alinearía con las directrices desde el Ejecutivo. Ya de eso hay experiencia.

Se asumen compañeros de ruta tremendamente inconsistentes pero no se alcanza el reconocimiento por parte del ejecutivo de la representación profesoral para negociar lo concerniente al incremento salarial y sus derivaciones en forma independiente y autónoma. Es por ello que son los directivos de otros gremios quienes se acuerdan con el gobierno para aprobar la tabla de los profesores. Mientras, la Fapuv se abstuvo. Pero la convalidación de otros gremios le da legalidad y legitimidad al acuerdo.
Pero, centrémonos en algunos de los argumentos por mí esgrimidos en la asamblea esta vez de manera un tanto más abundante y precisa para formular la crítica. La estrategia de Fapuv y de Apucv, no es nueva y en las oportunidades anteriores demostró que ha sido errada. Con ello, no se ha contribuido con la autonomía del movimiento profesora frente a otras direcciones gremiales alineadas con el gobierno y en relación con el ejecutivo para discutir sus peticiones. Las condiciones políticas del país obligan a alcanzar como objetivo básico el reconocimiento por parte del gobierno de la representación profesoral independiente del resto de gremios. Ello obedece a que los intereses políticos que cada directiva representa son contrarios, por decir menos. La directiva de los empleados y obreros, esa es una realidad, se identifican con el gobierno. Militan con el régimen. Realidad que nos lleva a entender que los acuerdos en ningún caso deben suponer ataduras en cuanto a objetivos y estrategias, así como para la crítica más clara a las políticas que en materia educativa ha adelantado el chavismo, cuya estrategia es matar el espíritu universitario y hacer desistir por mengua a su profesorado. En eso no se ha sido contundente. Se ha circunscrito el enfrentamiento discursivo en torno de lo salarial sin ubicar que se trata de una estrategia general contra la universidad autónoma, lo que permitiría incorporar a las autoridades y a los estudiantes.

El primer objetivo de la Fapuv y de la Apucv debe ser, por tanto, el de hacerse de manera legítima de la representación de los profesores de Venezuela y, a partir de una relación bilateral, que puede estar orquestada con el resto de gremios si así se logra, debe acordarse con el gobierno en los asuntos que les son propios a los profesores.

La alianza con el movimiento estudiantil y las bases estudiantiles en una relación natural en el aula, debe ser la principal. Lo que no supone descuidar la que se teja con las bases de empleados y obreros.
Acuerdos y convenimientos con las directivas gremiales del resto de sectores que hacen vida en la universidad, de darse, deben de estar inscritos en una estrategia que de manera autónoma defina el gremio profesoral y ubicados lo más objetivamente posible en las contradicciones que guarden con el gobierno, que a fin de cuentas es lo que justifica los compromisos, evitando en todo momento la magnificación de tales contradicciones y ubicados, como lo reconoció un directivo de la Apucv, que se trata de aliados nada firmes.

Hasta ahora, además de una oferta que en nada satisface las demandas profesorales, ciertamente se logra el estar representados en la mesa de negociaciones y ello permitió evitar algunas cuestiones lesivas al profesorado. Sin embargo, esto es un arma de doble filo, como lo demuestra que quienes firman por los profesores son los directivos de otros gremios, circunstancia legitimada por nuestra mera presencia en tal espacio de manera colectiva. Además, ciertamente se alcanzan importantes acercamientos y acuerdos con el movimiento estudiantil y la directiva de la Federación de Centro Universitarios FCU. Pero no creemos que se haya configurado una base política que permita solidez y cohesión. Para alcanzar esa escala es importante definir un pliego general que contemple el presupuesto universitario y el pliego estudiantil, así como una estrategia conjunta.

Esperamos que esta opinión contribuya con la definición de una estrategia más acertada. Cualquiera que se apruebe, siempre estaremos al lado de las luchas en defensa de la universidad autónoma, democrática y popular.

Prof. Dr. Carlos Hermoso
Dedicación exclusiva
Universidad Central de Venezuela

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