El 11 de Abril de 2002, la traición al pueblo

miércoles, 28 de diciembre de 2016

A quién beneficia realmente el régimen chavista (Cifras)

Hace pocos días las redes sociales "rompieron el celofán" -como dicen en el mundo periodístico- con la noticia de una supuesta intervención de Banesco. La noticia vino aderezada de propaganda contra el Comunismo y el Socialismo que supuestamente se vive Venezuela. En realidad, la noticia era que el TSJ había decidido sobre una demanda del Municipio San Francisco del estado Zulia contra dicha entidad financiera. La decisión del “máximo tribunal” (en realidad una oficina de asuntos jurídicos del Psuv) consistía en que la entidad bancaria debe pagar una multa que para muchos era exorbitante: más de siete millones y medio de dólares. En la sentencia ni siquiera se especifica que la multa sea en dólares y no en moneda de curso legal, el bolívar, desaparecido del mercado gracias al #CorralitoChavista aplicado por Nicolás Maduro, supuestamente para “acabar con las mafias colombianas”. Quedé intrigado con la cifra de la multa, por lo cual procedí a investigar sobre las condiciones en que se encuentra ese banco, cuyo dueño dijo hace unos años, a propósito de sus grandes ganancias: "Si esto es socialismo, yo soy socialista".

La investigación arrojó datos bien interesantes que dan cuenta de los verdaderos beneficiarios de la política económica del chavismo desde el punto de vista de clase. Contrario de lo que muchos creen, tanto opositores como oficialistas. Nos encontramos entonces con que Banesco, en el mes de junio de 2016 ocupó el primer lugar de los bancos privados con más ganancias, según la web especializada en finanzas www.bancaynegocios.com, como se desprende del siguiente cuadro.


Comparando la banca pública con la privada, Banesco ocupó, en el mismo mes de junio de 2016, el segundo lugar de entidades financieras con más ganancias del país, como se evidencia a continuación:


En el mes de noviembre del presente año, Banesco ocupó el primer lugar del ranking bancario. Obtuvo ganancias de 8.911.793 bolívares, por encima del Banco de Venezuela, que ocupó el segundo lugar, al obtener ganancias, ese mismo mes, de  6.650.375 bolívares. Revisando con detenimiento el ranking bancario que publica la firma Aristimuño, Herrera y Asociados, y comparando las ganancias de Banesco de noviembre de 2015 con las obtenidas en noviembre de 2016, encontramos que esta entidad financiera las incrementó en 22.100.614 bolívares, al pasar de 18.935.230 en el 2015 a 41.035.844 bolívares en el año 2016. Esto es un incremento del 216,71 % en apenas un año. Vean  la siguiente tabla:


Se evidencia que Banesco sigue obteniendo un lugar privilegiado en el ranking bancario venezolano. Lo cual significa que esta entidad le ha ido muy bien durante estos años de chavismo, pues ha desplazado a entidades financieras con mucho más tiempo en el país y que en 2010 ocupó el primer lugar de bancos con más ganancias. Nos referimos al BBVA Banco Provincial (ver). Esta misma entidad financiera fue la que financió la campaña de Hugo Chávez en 1998.

Estos datos que estamos citando y que cualquier lector puede verificar en internet, nos dicen que la clase social que ha obtenido mayores beneficiarios de la política económica del chavismo es la Oligarquía Financiera, que ha incrementado sus ganancias como ningún sector social en Venezuela. Así lo afirma incluso el economista César Aristimuño: “El sector financiero es el que, por lejos, más ha crecido en Venezuela en los últimos años. En 2012, las instituciones financieras y seguros crecieron 33,5% frente a un PIB que ascendió 5,6%. En 2013, mientras el PIB se expandió apenas 1,3%  el sector financiero creció 21,6%. Entre enero y septiembre del 2014, mientras el Producto Interno Bruto cayó 2,3%, el rubro “Instituciones financieras y Seguros” creció 13,2% con relación al mismo período de 2013” (ver).

¿Puede algún otro sector social presentar estas mismas cifras? Pues no. Mientras que la oligarquía financiera obtiene las ganancias como las referidas y tiene un crecimiento como el citado, los trabajadores de la administración pública aún siguen exigiendo el pago por concepto de aumento de salario mínimo decretado unilateralmente por la dictadura haces unos meses; las universidades siguen exigiendo, como lo ha hecho desde 1958, presupuesto justo; los obreros de Sidor permanentemente deben movilizarse por sus reivindicaciones laborales y por la firma de contratos colectivos; a los docentes del Ministerio de Educación le quitan reivindicaciones establecidas en la contratación colectiva, vendida por el Gobierno dictatorial de Maduro con bombos y platillos.

Mientras los trabajadores, quienes crean la riqueza nacional con el sudor de su frente, deben hacer largas colas para ver si pueden adquirir algo de comida con un salario que se lo traga el constante incremento de precios, deben comprar inyectadoras (que no se encuentran y si se encuentran salen muy caras) para que le pongan una medicina en un hospital público, mientras nuestros niños y jóvenes en los barrios desertan del sistema educativo para incorporarse al “bachaquerismo” y así poder contribuir al mantenimiento de sus familias, mientras Venezuela toda se empobrece, el sector bancario obtuvo en el último año ganancias de 96.775.731, es decir, un incremento de 178,74%. (ver cuadro anterior).

Desde 1998 hemos venido diciendo que este régimen es una estafa, que no es socialista, ni revolucionario y mucho menos comunista. Que asistimos a una burda manipulación, una operación política orquestada para engañar a un pueblo que anhela un cambio real y profundo y no un “quítate tú pa´ ponerme yo”, como lo hemos estado viendo en los últimos meses en Venezuela. Hay que ver los hechos y las cifras reales, no el discurso ni la “fraseología” engañosa de las mafias que gobiernan.

Recuerdo a un embajador estadounidense destacado en Venezuela por el entonces presidente Bill Clinton, quien decía, palabras más, palabras menos, lo siguiente: “no vean lo que dice el Gobierno de Venezuela. Vean lo que hace”. Lo decía en un contexto en el que las empresas petroleras gringas obtenían grandes y jugosas ganancias producto de las “empresas mixtas” en el área petrolera, un eufemismo para entregar nuestra industria petrolera a intereses extranjeros. Pues bien, los invito a analizar concienzudamente las acciones de la dictadura de Maduro, no lo discursos, porque “lo esencial es invisible a los ojos” y este régimen es, esencialmente hablando, un régimen “socialista de palabra, pero capitalista en los hechos", como diría Lenin.

René Cedillo
@ReneCedilloR

Dirigente Nacional de Bandera Roja

martes, 27 de diciembre de 2016

La delgadez como balance de 2016, por Eddy Timaure

Es común que la delgadez haya tomado cuerpo (o expropiado cuerpo) en la humanidad de la mayoría de los venezolanos. Niños, adolescentes, adultos y ancianos famélicos se exhiben por doquier como evidencia de la "democratización" del hambre, esa que no llega a la rechoncha humanidad de quienes, independientemente de su posición política, mayoritariamente afecta al régimen, disfrutan de las ventajas del poder. 

Pero la delgadez, esa que me mata verla apropiada de la humanidad de mis hijos, de mi familia y de todo el pueblo, y de la que no he podido escapar, pareciera haberse extendido a otras esferas de la vida social. Así, los sueldos y salarios de los trabajadores venezolanos, esos a los que economistas y opinadores del régimen y de la oposición le atribuyen, manipulación de por medio, cualidades inflacionarias, son de los más delgados del mundo, en tanto a duras penas llega, el salario mínimo, a unos 10 dólares al mes, mientras que las ganancias del sector financiero, de los importadores y el patrimonio de la vieja y nueva burguesía se acrecienta de manera grosera. 

La delgadez hizo casi invisible los derechos humanos. Al menos desaparecieron de los tratados, de la constitución, leyes y demás normas que leen magistrados, jueces, fiscales, funcionarios policiales y militares, así como los dirigentes vinculados al régimen, salvo que ella, casi convertida en pandemia, haya afectado las neuronas de los mismos hasta hacerlas casi desaparecer, incluso las de aquellos con vieja formación revolucionaria hoy devenidos en chavistas. Además de la exclusión por razones políticas y derivadas de los paquetazos económicos (en cualquier escenario de la vida venezolana), la represión, la persecución y el encarcelamiento a disidentes u opositores se acrecentó este año. Ninguna carantoña de la MUD fue válida para frenar esa tendencia. Por el contrario, los abusos se acrecentaron y, sin pudor alguno, violentaron los derechos humanos, como el de elegir, usando como escudo protector al TSJ. 

La delgadez acabó con la ya famélica eficiencia en las instituciones gubernamentales para sostener una mínima calidad en la prestación de los servicios públicos. En buena parte de Venezuela (el estado Falcón es emblemático en eso), el agua potable casi queda en el recuerdo. El servicio regular de energía eléctrica sigue enflaqueciendo (ya tiene rato pasando hambre), el de telefonía y de internet está bien desnutrido. Ni hablar del de aseo urbano al que la basura lo consumió. Lo mismo pasa con la vialidad, donde los huecos se han multiplicado como llagas por toda la geografía nacional. También el de salud, donde la delgadez presupuestaria en hospitales y ambulatorios ha dado lugar a muertes de miles de venezolanos. Pasa igual con la seguridad, que ya casi ni se ve en la palabra por la delgadez. Mientras ello ocurre, la calidad de vida de viejos y nuevos burgueses sigue engordando y la aseguran mediante la contratación de servicios privados para atender obligaciones públicas (como la seguridad) que le niegan, reitero, al pueblo. 

La delgadez, por si fuera poco, afectó la amplitud de la unidad opositora, especialmente de la MUD, que se redujo a 4 partidos en momentos que demandaban (y siguen demandando) una unidad superior. Cálculos electorales de por medio, el interés partidista y parcial frente al interés nacional, privó para que, una bien engordada mayoría popular descontenta frente al régimen, careciera de una conducción congruente con sus demandas y su disposición, desperdiciando momentos estelares que podrían haber significado una salida del régimen. 

Por fortuna, Maduro y el régimen no salieron ilesos de esta realidad, pues hoy lo que tienen es un famélico respaldo, creciendo casi en la misma proporción que la delgadez del cuerpo de la mayoría de los venezolanos. Solo falta que una nueva unidad gane peso, para que pueda conducir el descontento popular que, tan pronto amanezca el 2017, se hará sentir en cada rincón de Venezuela, tal como este moribundo año lo ha hecho en diversos espacios y momentos. 

Así que, al término de 2016 el balance es la delgadez. Eso es lo que vemos frente al espejo, en nuestra familia, en nuestros amigos, en nuestro pueblo. Nos toca aprovechar a ese pueblo en el que ha engordado el descontento, en el que crece la disposición de lucha, para organizarlo, levantando una nueva unidad, una unidad superior, basada en un Programa de Reconstrucción Nacional que impulse, con presión y lucha popular, el cambio político necesario para salvar a Venezuela y a los venezolanos del caos. Hagamos peso en la delgadez del respaldo popular al régimen y salgamos de él de una buena vez.

Eddy Timaure
@EddyTimaure

Secretario General de 
Bandera Roja - Falcón