Militante de Bandera Roja organizada en el Comité de Luchas de Estudiantes Revolucionarios (CLER), tendría aproximadamente 20 años de edad, tez blanca, tono de voz metálico, sonrisa bonita, ojos verdes, redondos, grandes, profundos. Inteligente. Valiente. Mujer. Definitivamente bolchevique. Nos conocimos en el centro cultural Kleber Ledesma, ubicado en la planta baja del bloque 1 de Pro Patria, Catia, sede operativa de los Comités de Luchas Populares (CLP). Corría el año de 1977. En ese entonces me iniciaba en el Comité de Luchas Populares (CLP). Junto con María, militante del CLP, Isabel y yo compartimos tareas del CLER en varios liceos del oeste de Caracas. También ejecutamos actividades de apoyo al Comité de Luchas Obreras (CLO) en la zona industrial de Catia, distribuyendo propaganda en las puertas de las fábricas. Muchos domingos subimos y bajamos escaleras en las “batidas” de venta del periódico Qué Hacer, órgano informativo de los CLP, en las calles multicolores del barrio Mario Briceño Iragorri en Pro Patria. Una vez estuvimos en la “batida central” de Petare. En otro momento coincidimos en el centro de Caracas. Era muy fuerte y dulce, tanto en sus posiciones como en las formas de expresarlas. Alguna vez me pasó por la mente la idea de emularle. Como era usual en aquellas épocas, dejé de verla pues fuimos asignadas a otras actividades en organismos diferentes. 5 años después, en medio de un período que se conoció como la razzia contra Bandera Roja, me enteraría con dolor que Isabel había fallecido a manos de la represión del gobierno de Luis Herrera Campins. Isabel tenía otro seudónimo según informaba la prensa. Tenía un nombre y un apellido que hasta entonces desconocía. Estaba yo empezando estudiar Historia en la UCV…
El 11 de Abril de 2002, la traición al pueblo
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jueves, 25 de octubre de 2012
martes, 23 de octubre de 2012
Un pueblo que no calla está destinado a grandes victorias
En una etapa histórica donde votar se ha convertido en la principal lucha mas no en la fundamental, vemos un espacio de temores y confusiones que deben ser atacados con la madurez que representa la disposición de cambios populares. Hablando sobre las elecciones a gobernadores y alcaldes considero que votar inclinaría balanza y derrotar la famosa dedocracia nos dará una ventaja en las regiones. Hoy lo subersivo es votar.
Algunos afirman:
“Mi voto no cambia nada…”
Pues tu voto apoya, pero tu participación es la que decide, y de ella depende el valor que tenga. Puedes multiplicarlo si lo ejerces colectivamente. Cada voto cuenta y tú sumas no solo un punto si no una visión distinta de país que debe ser respetada.
“No creo en los políticos…”
No te culpo, el problema está en quienes son hoy día políticos. Hemos dejado que empresarios, mafiosos, y energúmenos se hagan con los puestos de poder, que se conviertan en políticos profesionales, encargados de administrar y decidir sin nosotros.