jueves, 7 de marzo de 2013

Declaración de Bandera Roja frente a la muerte del presidente Hugo Chávez

Ha muerto el presidente Hugo Chávez. Para los revolucionarios no existe alegría en la muerte. Sin embargo, con este fallecimiento cambia dramáticamente la situación política del país pues quien muere fue pilar principal en la edificación de un régimen despótico que hasta ahora ha decidido los destinos del país. De allí que su desaparición física puede marcar el inicio de un acelerado proceso de inestabilidad dada la imposibilidad real de llenar en lo inmediato el vacío que él deja, cuestión que se agrava por los problemas que padece la economía venezolana en la actualidad. 

Solo una figura de tales características y autoridad pudo haber sido factor atemperador como lo fue el Chávez carismático y su alta capacidad de manipulación popular. Todo régimen despótico requiere de la figura de un déspota, y su desaparición física traerá indefectiblemente cambios: una readecuación del poder establecido con base en negociaciones de toda índole, o una crisis que pudiera generar condiciones para un cambio nacional profundo. Con la muerte de Chávez comienza un período de readecuaciones de las fuerzas de la sociedad. 

La lamentable situación que se crea para nuestra patria no puede solazarse simplemente con lamentos y pésames, ni la UNIDAD NACIONAL va a consumarse bajo este método. Para los revolucionarios de BANDERA ROJA los aspectos constitucionales dejan claro el camino a seguir en esta circunstancia. No hay interpretación ni juego político que cambien el panorama de una próxima y cercana elección presidencial. Debemos prepararnos de inmediato para la UNIDAD en torno de un programa alternativo de carácter progresista, y deberemos en lo inmediato seleccionar un candidato de la UNIDAD DEMOCRáTICA. 

La UNIDAD es un factor determinante en la Venezuela que se inaugura a partir de ahora. Quien propicie intentos palaciegos de negociados para mantener estabilidades imprecisas no ha entendido el carácter de este régimen que inicia un proceso de declive, aunque con la transformación de la figura de Chávez en un mito y la propagación masiva de irracionalidad ―producto del duelo sincero que hoy embarga a una gran cantidad de venezolanos― los detentadores actuales del poder tendrán espacios y tiempo para continuar engañando a una gran parte de la población y así seguir usufructuando del mandato con indulgencias ajenas. Venezuela requiere ahora más que nunca de la UNIDAD de los factores democráticos y progresistas en torno a un programa y una estrategia dirigidos a garantizar un futuro inmediato de desarrollo productivo y bienestar social, que llene el vacío que tiende a producirse en el poder establecido y busque superar la dependencia casi exclusiva del precio petrolero, dirigiendo esfuerzos para la sustitución de importaciones como elementos fundamentales en un renacer de una nueva democracia que apuntale la soberanía, la independencia y el progreso nacional. 

¿QUé NOS DEJA LA MUERTE DE CHáVEZ? 

Una economía en condiciones bastante comprometidas ya que depende de manera extrema del recurso petrolero. Su muerte precipita una inestabilidad que hace depender a Venezuela de cualquier vaivén, ya que con precios del crudo con tendencia a la baja, aunque contenida, un giro más fuerte podría conducir al incremento del hueco fiscal que llevaría inexorablemente a la adopción de medidas que impedirán cubrir los gastos sociales presupuestados, dada la naturaleza de clase del régimen. Además, la debilidad de la economía venezolana es de tal grado que, al no estar en condiciones de producir buena parte de lo que consumimos, somos vulnerables en grado sumo a los efectos de la crisis mundial que parece no encontrar salida inmediata. Misiones, dádivas y subsidios de cualquier índole serán afectados y la capacidad de atemperar las contradicciones sociales por esta vía estará comprometida severamente. 

Este eventual déficit fiscal traerá consecuencias sociales que tienden a tornarse explosivas. La demanda de familias que dependen de los dispendios que brinda el gobierno, de viviendas ofertadas y que han afianzado esperanzas y expectativas, entre otros aspectos, puede ser suficiente detonante para el incremento de la protesta social. Las perspectivas de deterioro en las condiciones de vida de los venezolanos marcarán el futuro más o menos inmediato, de allí la tendencia a la elevación del conflicto social. 

La devaluación de la moneda, el endeudamiento público interno y externo, el incremento de los impuestos, entre otras medidas, no hacen más que aumentar todavía más la inflación ya explosiva, y se traducirá en una disminución de la capacidad adquisitiva del pueblo trabajador y una contracción de la demanda que frenará el crecimiento. La presión para mantener los ritmos de importación creará un conflicto ya agudizado por la incorporación plena de Venezuela al Mercosur. A la postre, la reducción del gasto social profundizará el deterioro principalmente en el sector educativo, la salud, el transporte, entre otros, ya que estos son los sectores susceptibles de reducciones inmediatas en su presupuesto. Siempre pagarán la crisis los más pobres. 

Este cuadro, producto de la muerte del Presidente, debe ser asumido de manera firme mediante el impulso de una plataforma de lucha como factor movilizador de las amplias masas, teniendo como propuesta estratégica de fondo un programa alternativo de UNIDAD NACIONAL. La unidad del pueblo, de todos los sectores democráticos incluyendo el descontento chavista, debe ser meta fundamental de los factores democráticos. 

@Bandera_Roja 
Comité Político Nacional 
Caracas, 7 de marzo de 2013

Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, de Lenin

Este texto de obligada lectura nos muestra los orígenes del marxismo explicados uno a uno por el hombre que evolucionó la teoría marxista a la fase imperialista del capitalismo, Lenin.

La doctrina de Marx suscita en todo el mundo civilizado la mayor hostilidad y el odio de toda la ciencia burguesa (tanto la oficial como la liberal), que ve en el marxismo algo así como una “secta perniciosa”. Y no puede esperarse otra actitud, pues en una sociedad que tiene como base la lucha de clases no puede existir una ciencia social “imparcial”. De uno u otro modo, toda la ciencia oficial y liberal defiende la esclavitud asalariada, mientras que el marxismo ha declarado una guerra implacable a esa esclavitud. Esperar que la ciencia sea imparcial en una sociedad de esclavitud asalariada, sería la misma absurda ingenuidad que esperar imparcialidad por parte de los fabricantes en lo que se refiere al problema de si deben aumentarse los salarios de los obreros disminuyendo los beneficios del capital.     Pero hay más. La historia de la filosofía y la historia de la ciencia social muestran con diáfana claridad que en el marxismo nada hay que se parezca al “sectarismo”, en el sentido de que sea una doctrina fanática, petrificada, surgida al margen de la vía principal que ha seguido el desarrollo de la civilización mundial. Por el contrario, lo genial en Marx es, precisamente, que dio respuesta a los problemas que el pensamiento de avanzada de la humanidad había planteado ya. Su doctrina surgió como la continuación directa e inmediata de las doctrinas de los más grandes representantes de la filosofía, la economía política y el socialismo.     La doctrina de Marx es omnipotente porque es verdadera. Es completa y armónica, y brinda a los hombres una concepción integral del mundo, intransigente con toda superstición, con toda reacción y con toda defensa de la opresión burguesa. El marxismo es el heredero legítimo de lo mejor que la humanidad creó en el siglo XIX: la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés.     Nos detendremos brevemente en estas tres fuentes del marxismo, que constituyen, a la vez, sus partes integrantes.   I     La filosofía del marxismo es el materialismo. A lo largo de toda la historia moderna de Europa, y en especial en Francia a fines del siglo XVIII, donde se desarrolló la batalla decisiva contra toda la escoria medieval, contra el feudalismo en las instituciones y en las ideas, el materialismo se mostró como la única filosofía consecuente, fiel a todo lo que enseñan las ciencias naturales, hostil a la superstición, a la mojigata hipocresía, etc. Por eso, los enemigos de la democracia empeñaron todos sus esfuerzos para tratar de “refutar”, minar, difamar el materialismo y salieron en defensa de las diversas formas del idealismo filosófico, que se reduce   siempre, de una u otra forma, a la defensa o al apoyo de la religión.     Marx y Engels defendieron del modo más enérgico el materialismo filosófico y explicaron reiteradas veces el profundo error que significaba toda desviación de esa base. En las obras de Engels Ludwig Feuerbach y Anti-Dühring, que — al igual que el Manifiesto Comunista– son los libros de cabecera de todo obrero con conciencia de clase, es donde aparecen expuestas con mayor claridad y detalle sus opiniones.     Pero Marx no se detuvo en el materialismo del siglo XVIII, sino que desarrolló la filosofía llevándola a un nivel superior. La enriqueció con los logros de la filosofía clásica alemana, en especial con el sistema de Hegel, el que, a su vez, había conducido al materialismo de Feuerbach. El principal de estos logros es ladialéctica, es decir, la doctrina del desarrollo en su forma más completa, profunda y libre de unilateralidad, la doctrina acerca de lo relativo del conocimiento humano, que nos da un reflejo de la materia en perpetuo desarrollo. Los novísimos descubrimientos de las ciencias naturales — el radio, los electrones, la trasformación de los elementos — son una admirable confirmación del materialismo dialéctico de Marx, quiéranlo o no las doctrinas de los filósofos burgueses, y sus “nuevos” retornos al viejo y decadente idealismo.     Marx profundizó y desarrolló totalmente el materialismo filosófico, e hizo extensivo el conocimiento de la naturaleza al conocimiento de la sociedad humana. El materialismo histórico de Marx es una enorme conquista del pensamiento científico. Al caos y la arbitrariedad que imperan hasta entonces en los puntos de vista sobre historia y política, sucedió una teoría científica asombrosamente completa y armónica, que muestra cómo, en virtud del desarrollo de las fuerzas productivas, de un sistema de vida social surge otro más elevado; cómo del feudalismo, por ejemplo, nace el capitalismo.     Así como el conocimiento del hombre refleja la naturaleza (es decir, la materia en desarrollo), que existe independientemente de él, así el conocimiento social del hombre (es decir, las diversas concepciones y doctrinas filosóficas, religiosas, políticas, etc.), refleja el régimen económico de la sociedad. Las instituciones políticas son la superestructura que se alza sobre la base económica. Así vemos, por ejemplo, que las diversas formas políticas de los Estados europeos modernos sirven para reforzar la dominación de la burguesía sobre el proletariado.     La filosofía de Marx es un materialismo filosófico acabado, que ha proporcionado a la humanidad, y sobre todo a la clase obrera, la poderosa arma del saber.   II     Después de haber comprendido que el régimen económico es la base sobre la cual se erige la superestructura política, Marx se entregó sobre todo al estudio atento de ese sistema económico. La obra principal de Marx, El Capital, está con sagrada al estudio del régimen económico de la sociedad moderna, es decir, la capitalista.     La economía política clásica anterior a Marx surgió en Inglaterra, el país capitalista más desarrollado. Adam Smith y David Ricardo, en sus investigaciones del régimen económico, sentaron las bases de la teoría del valor por el trabajo Marx prosiguió su obra; demostró estrictamente esa teoría y la desarrolló consecuentemente; mostró que el valor de toda mercancía está determinado por la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en su producción.     Allí donde los economistas burgueses veían relaciones entre objetos (cambio de una mercancía por otra), Marx descubrió relaciones entre personas. El cambio de mercancías expresa el vínculo establecido a través del mercado entre los productores aislados. El dinero, al unir indisolublemente en un todo único la vida económica íntegra de los productores aislados, significa que este vínculo se hace cada vez más estrecho. El capital significa un desarrollo ulterior de este vínculo: la fuerza de trabajo del hombre se trasforma en mercancía. El obrero asalariado vende su fuerza de trabajo al propietario de la tierra, de las fábricas, de los instrumentos de trabajo. El obrero emplea una parte de la jornada de trabajo en cubrir el costo de su sustento y el de su familia (salario); durante la otra parte de la jornada trabaja gratis, creando para el capitalista la plusvalía, fuente de las ganancias, fuente de la riqueza de la clase capitalista.     La teoría de la plusvalía es la piedra angular de la teoría económica de Marx.     El capital, creado por el trabajo del obrero, oprime al obrero, arruina a los pequeños propietarios y crea un ejército de desocupados. En la industria, el triunfo de la gran producción se advierte en seguida, pero también en la agricultura se observa ese mismo fenómeno, donde la superioridad de la gran agricultura capitalista es acrecentada, aumenta el empleo de maquinaria, y la economía campesina, atrapada por el capital monetario, languidece y se arruina bajo el peso de su técnica atrasada. En la agricultura la decadencia de la pequeña producción asume otras formas, pero es un hecho indiscutible.  Al azotar la pequeña producción, el capital lleva al aumento de la productividad del trabajo y a la creación de una situación de monopolio para los consorcios de los grandes capitalistas. La misma producción va adquiriendo cada vez más un carácter social — cientos de miles y millones de obreros ligados entre sí en un organismo económico sistemático –, mientras que un puñado de capitalistas se apropia del producto de este trabajo colectivo. Se intensifican la anarquía de la producción, las crisis, la carrera desesperada en busca de mercados, y se vuelve más insegura la vida de las masas de la población.     Al aumentar la dependencia de los obreros hacia el capital, el sistema capitalista crea la gran fuerza del trabajo conjunto.     Marx sigue el desarrollo del capitalismo desde los primeros gérmenes de la economía mercantil, desde el simple trueque, hasta sus formas más elevadas, hasta la gran producción.     Y la experiencia de todos los países capitalistas, viejos y nuevos, demuestra claramente, año tras año, a un número cada vez mayor de obreros, la veracidad de esta doctrina de Marx.     El capitalismo ha triunfado en el mundo entero, pero este triunfo no es más que el preludio del triunfo del trabajo sobre e



lunes, 4 de marzo de 2013

El chavismo viola de nuevo la soberanía nacional

Bajo un Acuerdo Marco de Prospección Geológica Nacional, firmado a finales del año pasado entre Venezuela y la República de
China; se le otorga al mencionado país la potestad absoluta de realizar labores de propección geofísica aerotransportada en helicópteros,
estudios geoquímicos, investigación y evaluación de recursos minerales en los estados Táchira, Mérida, Falcón y Bolívar.
Todo esto afecta sobre un aproximado de 916.700 kilómetros cuadrados de territorio venezolano.

Este acuerdo es violatorio de la Constitución, pues no es conveniente que se le otorgue a un país o empresa de procedencia extranjera
el manejo e incluso elaboración de nuestra cartografía geológica. Y por otra parte, es violatorio del artículo 117 de la Ley de Minas de 1999,
donde se establecen las competencias del Instituto Nacional de Geología y Minería (Ingeomin), adscrito al Ministerio de Energías y Minas, que reza: “Realizar investigaciones en las áreas de geología, recursos minerales, geofísica, geoquímica y geotécnica; planificar, ejecutar, dirigir y coordinar programas de geociencias en general, y evaluar los recursos minerales y energéticos no convencionales”.

Estamos ante un inaceptable acto de entrega de nuestra soberanía por parte del actual régimen. Se especula que el fin último de este acuerdo es la
explotación exclusiva por parte de China de materiales de cuantiosa importancia para la industria pesada, liviana y electrónica. Inclusive, los chinos e iraníes están detrás de yacimientos de uranio y otros materiales radioactivos.

La reciente protesta de líderes de la nación Pemón ante las autoridades militares del estado Bolívar, tiene entre otros alegatos, la entrega de territorios ancestrales de esta y otras étnias para los chinos y rusos. Así lo evidencia, videos y declaraciones de los líderes indígenas.

Hacemos el llamado a nuestros parlamentarios representantes ante la Asamblea Nacional para que se pronuncien ante este nuevo acto de traición a la patria y revoquen este acuerdo antipatriota y anti popular del Gobierno de Chávez..

Elvin Barreto
Miembro del CPN de Bandera Roja
Profesor USB
Sociólogo